Rusia baraja expulsar a unos 30 diplomáticos de EEUU

El primer encuentro entre los presidentes de EEUU y Rusia que tuvo lugar la semana pasada durante la cumbre del G20 en Hamburgo transcurrió de manera cordial pero sin avances significativos en la normalización de las relaciones diplomáticas.

Un asunto que sigue generando molestia es Moscú es la negativa de Washington a devolver los edificios diplomáticos que fueron embargados por la administración Obama en respuesta a la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de noviembre.

Este martes el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, calificó de "escandaloso" el hecho de que EEUU siga sin reabrir las dos mansiones diplomáticas de Rusia en territorio estadounidense y dijo que Moscú está barajando las opciones de respuesta.

"Es una situación escandalosa: una nación grande como EEUU, que se erige en defensora del derecho internacional, debiera avergonzarse por dejar pendiente ese asunto", declaró Lavrov a periodistas.

El ministro definió el cierre de esos inmuebles como "una convulsión" de la anterior administración de EEUU.

"Quería envenenar al máximo las relaciones ruso-estadounidenses", subrayó.

Hasta ahora los servicios de inteligencia de EEUU no han presentado una sola prueba que vincule al gobierno ruso con los supuestos ciberataques contra el Partido Demócrata y su injerencia en las campaña electoral.

MEDIDA DE RECIPROCIDAD

Este martes el diario ruso Izvestia reveló que Rusia está dispuesta a expulsar a unos 30 diplomáticos estadounidenses y embargar dos inmuebles utilizados por la legación norteamericana en Moscú si no le devuelven los edificios cerrados en EEUU.

"Hay un acuerdo preliminar para celebrar en San Petersburgo un encuentro entre el viceministro de Exteriores ruso Serguéi Riabkov y el secretario de Estado adjunto de EEUU Thomas Shannon; si no logran un compromiso, tendremos que tomar esas medidas", dijo una fuente del Ministerio ruso de Exteriores al periódico.

Si las medidas se concretan sería una respuesta tardía a Washington que a finales de 2016 declaró personas no gratas a 35 diplomáticos rusos y decretó el cierre de dos mansiones en Centreville, Maryland, y Oyster Bay, Nueva York, que diplomáticos rusos supuestamente utilizaban para realizar espionaje.

Obama además impuso sanciones a nueve organizaciones e individuos rusos, incluyendo las agencias de inteligencias GRU y FSB (por sus siglas en ruso).

El canciller Lavrov sugirió en ese momento expulsar de Rusia a 35 diplomáticos estadounidenses y prohibir que EEUU siga usando una casa de campo en el noroeste de Moscú y un depósito en el sur de la capital rusa, en respuesta simétrica a Washington.

Sin embargo, el presidente Vladímir Putin anunció que el país no se rebajaría a una "diplomacia primitiva" y se reservaría el derecho a tomar contramedidas en función de la política que aplicara el nuevo presidente electo.

Rusia esperó durante varios meses que la administración de Donald Trump reabriera el acceso a las mansiones de Centreville y Oyster Bay, pero el primer cara a cara entre los presidentes Donald Trump y Vladímir Putin en Hamburgo terminó sin que el asunto fuera resuelto.

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