Rusia dona 10.000 AK-47 y dos millones de balas a Afganistán

Rusia entregó ayer a Afganistán 10.000 fusiles de asalto AK-47 y más de dos millones de balas, en virtud de un acuerdo bilateral de seguridad firmado el pasado diciembre y que refleja una creciente implicación rusa en el país centroasiático.

"Continuaremos nuestra ayuda a Afganistán para desarrollar unas fuerzas armadas y policía sólidas", indicó en rueda de prensa en Kabul el embajador ruso en Afganistán, Alexander Mantytskiy.

En los últimos años, Afganistán envió a Rusia varias delegaciones en búsqueda de asistencia militar que no se tradujeron en avances concretos, unas demandas que Kabul ha intensificado desde que la OTAN fijó la retirada de sus fuerzas de combate del territorio afgano a finales de 2014.

El embajador ruso aseguró que Rusia quiere que Afganistán, fuertemente dependiente de la ayuda internacional, se convierta en un país "independiente" y "neutral" con una economía desarrollada.

"La ayuda no solo tiene importancia militar, sino también importancia política para los dos países en momentos en que la región está pasando por tiempos difíciles", manifestó el asesor de Seguridad Nacional afgano, Hanif Atmar.

Según Atmar, el Ejecutivo afgano se encuentra en fase de "conversaciones" con Moscú para ampliar la ayuda militar, "particularmente en aquellas áreas en que las tropas afganas tienen problemas".

La Unión Soviética invadió Afganistán en 1979 de donde se retiró diez años después tras librar una guerra conocida como el "Vietnam de la URSS" y que fue uno de los factores que precipitaron su desintegración.

Kabul y Moscú volvieron a normalizar sus relaciones diplomáticas tras la caída del régimen talibán con la invasión estadounidense en 2001.

Rusia mantuvo en los últimos años una relación de cooperación con la OTAN y Estados Unidos en los sectores humanitario y militar en Afganistán hasta que los lazos se rompieron en abril de 2014.

Estados Unidos mantiene a unos 9.800 soldados en Afganistán, de los que cerca de la mitad permanecerán más allá del final del mandato del presidente estadounidense, Barack Obama, en enero de 2017.

Desde que finalizó su misión de combate en 2014, la OTAN mantiene, por su parte, otra misión de capacitación con alrededor de 4.000 soldados, que triplicará hasta cerca de 12.000 debido a la creciente inseguridad en el país.

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