La prestigiosa Guía Peñín, referente internacional para distinguir los vinos españoles de mayor calidad, desembarcó hoy por segundo año consecutivo en Moscú para presentar una selección de los caldos mejor puntuados en su edición de este año.
Una veintena de bodegas de toda España no quisieron desaprovechar la oportunidad de afianzar su presencia en un mercado codiciado por el alto poder adquisitivo de sus consumidores, a pesar de las dificultades que atraviesa desde el año pasado la economía rusa.
"Llegamos por primera vez a Rusia en el momento más difícil, y lo hicimos a propósito", dijo a Efe José Peñín, fundador y presidente honorífico de la guía que lleva su nombre, en alusión a 2014, un año en el que las bodegas españolas sufrieron pérdidas en este país por la grave crisis económica.
Por su parte, Luis del Águila, director de exportación de las Bodegas Rioja Alta, reconoció que su compañía perdió el 60 por ciento del mercado ruso el año pasado, "sobre todo por la devaluación del rublo", que tiró hacia arriba de los precios tras perder casi la mitad de su valor en la segunda mitad de 2014.
Ello tras registrar sus mejores números los dos años anteriores, entre 2012 y 2013, cuando Rusia parecía un mercado prometedor tanto por el creciente interés de los rusos por viajar a España como por su gusto por los productos mediterráneos, entre ellos el vino.
Además, afirmó Peñín, "el vino español no sólo ofrece las ventajas del tradicional concepto de producto mediterráneo, sino que también destaca por su diversidad geográfica, los distintos suelos, climas y altitudes, y permite conocer una variedad de gustos y sabores" de los que muy pocos competidores pueden presumir.
A finales de 2014, el panorama era sombrío para las relaciones comerciales entre Rusia y los países de la Unión Europea, por las tensiones en torno a Ucrania y las sanciones mutuas que intercambiaron Moscú y Bruselas.
Los bodegueros se temieron entonces que el embargo de alimentos adoptado por Moscú contra la UE, en respuesta a las sanciones europeas, pudiera afectar con el tiempo al vino, pero enseguida comprobaron con alivio que no había motivos para estar preocupados.
"Creemos que la crisis es algo coyuntural y por eso hay que mantener las posiciones para conservar la presencia de marcas, porque es realmente algo importante de cara a cuando mejore la situación", subrayó Del Águila.
Víctor Robla, propietario y gerente de la bodega Vinos de Arganza, de la región leonesa El Bierzo, es más optimista y observa que el mercado ruso ya ha empezado a recuperarse este año "tras experimentar un importante bajón el año pasado".
"Nos estamos recuperando. Son muchos rusos los que van al Camino de Santiago y nosotros estamos allí", subrayó Robla, acerca de la ventaja de la ubicación geográfica de su bodega.
En la otra cara de la moneda, bodegueros e importadores reconocen la complejidad para dar a conocer el vino español al gran público ruso, en primer lugar por su alto precio en los comercios y restaurantes de este país, "a menudo al menos tres veces superior al precio de España", según Del Águila.
"Fuimos a un restaurante de Moscú y uno de nuestros vinos, que en Europa cuesta entre 16 y 20 euros, dependiendo del lugar, aquí costaba 80", lamenta el ejecutivo de Rioja Alta.
Los importadores, que evitan referirse a la formación de los precios al hablar con los periodistas, confiesan a las bodegas que pagan caro el derecho a entrar en las grandes superficies o en cadenas comerciales especializadas.
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