Rusia y China culminaron hoy sus primeros
ejercicios navales en aguas del mar Mediterráneo con maniobras de tiro
contra objetivos marinos y submarinos, según informó el Ministerio de
Defensa ruso.
Los buques rusos y chinos dispararon con sus
piezas de artillería contra el hipotético enemigo, lanzaron bombas de
profundidad y participaron en un simulacro de guerra radioelectrónica.
El comandante en jefe de la Armada rusa, Víctor Chirkov, felicitó en
un mensaje a ambas partes por su profesionalidad y el éxito de las
maniobras.
"Las maniobras Cooperación Marítima-2015 han sido
especiales. Su objetivo ha sido coordinar las medidas de reacción ante
las nuevas amenazas y desafíos en los océanos", aseguró.
Dichos ejercicios arrancaron el pasado domingo en el Mediterráneo
Oriental, que limita con países como Turquía, Siria, Israel o Egipto.
Tomaron parte seis buques rusos: el destructor acorazado "Moskvá",
buque insignia de la Armada equipado con misiles de crucero; la fragata
"Ladny"; los buques de desembarco "Alexandr Otrakovsky" y "Alexandr
Shabalin"; la corbeta "Samum" y el remolcador "MB-31".
Por
parte china, participaron las fragatas "Linyi" y "Weifang", y el buque
cisterna "Wei Shanhu", que llegaron a principios de mayo al mar Negro.
Rusia retornó hace algunos años al Mediterráneo, pero fue la crisis
de Siria la que aceleró la formación hace dos años de una flota
permanente en ese mar, donde Moscú cuenta con su única base naval en el
exterior (en el puerto sirio de Tartus).
En cuanto a China,
país muy cauteloso en lo que se refiere al emplazamiento de tropas fuera
de sus fronteras, el objetivo es garantizar sus ingentes intereses
comerciales y energéticos en Europa, Oriente Medio y África, según los
expertos.
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