Moscú y Kiev fueron incapaces de acercar
posturas y lanzar la fase política del Acuerdo de Minsk, y tan sólo
lograron acordar pasos mínimos para desactivar los combates en el este
de Ucrania entre el ejército y los rebeldes prorrusos.
La
tercera reunión en Berlín de los ministros de Exteriores de Rusia y
Ucrania, Serguéi Lavrov y Pavló Klimkin, con la mediación de sus
homólogos alemán y francés, Frank-Walter Steinmeier y Laurent Fabius,
apenas produjo resultados, pese a cierta disminución de la violencia en
la zona.
"Todo esto demuestra que nada es fácil en la crisis
de Ucrania y que tenemos un largo camino por delante. Pero si no
recorremos este camino llegaremos a una situación que nadie quiere",
señaló Steinmeier pasada la medianoche, tras una reunión que calificó de
"larga", "intensa" y "controvertida".
La nueva fase de la
retirada de armas acordada sucede a la del armamento pesado -que ya se
ha llevado a cabo en gran medida- e incluye la salida de la zona de
combates de tanques, vehículos blindados, morteros y "armas pesadas de
menos de 100 milímetros".
Además, el encuentro de Berlín
sirvió para que Rusia y Ucrania se comprometiesen a reactivar el plan de
intercambio de prisioneros, paralizado desde hace semanas pese a estar
recogido en el Acuerdo de Minsk, con el objetivo final de que no haya
más presos de guerra.
Steinmeier subrayó que el proceso debe
seguir adelante, ya que si se detiene, puede descarrilar, un extremo
"que todas las partes quieren evitar".
No obstante, la reunión
no sirvió para realizar avances en el ámbito político del Acuerdo de
Minsk, como deseaban Berlín y París, al considerar que la parte militar,
si no totalmente implementada, ya estaba en gran medida cubierta.
En los últimos días se había hablado en Berlín de empezar a abordar
la celebración de elecciones locales en Ucrania, iniciar el proceso de
reforma de la constitución, estudiar la cuestión de una amnistía y dar
"luz verde" al diálogo intraucraniano, asuntos todos contemplados en el
articulado de Minsk.
No obstante, ya antes de la reunión se
rebajaron las expectativas y se apuntó que en los ministros de
Exteriores de Rusia y Ucrania iban a discutir sobre la cuestión de los
comicios.
"El acuerdo de Minsk no es solamente un arreglo
sobre el alto el fuego. Trata de mucho más, trata de lanzar un proceso
político que al final produzca, esperemos, una solución política del
conflicto", señaló a este respecto Steinmeier antes de la reunión.
Finalmente este asunto ha pasado de puntillas por la declaración
conjunta difundida tras la reunión, en el que se dice que el asunto de
las elecciones se tratará dentro del grupo de trabajo de proceso
político que va a poner en marcha el grupo trilateral de contacto, un
ente que incluye a Rusia, Ucrania, los separatistas y la OSCE.
Los otros grupos de trabajo, cuyas denominaciones se están definiendo,
abordarán paquetes temáticos como la ayuda humanitaria, la seguridad y
las consecuencias económicas del conflicto.
La nota que
suscribieron los cuatro ministros reconoce que se están produciendo
"numerosas violaciones" del alto el fuego e insta "todas las partes a
dejar de combatir y demostrar su compromiso con la implementación plena
de la tregua y concluir la retirada de las armas pesadas de forma
definitiva".
Asimismo, los cuatro titulares de Exteriores
recalcaron su apoyo a la OSCE, que actúa como mediadora y observadora en
la crisis, y se comprometieron a apoyarla financieramente para que
pueda seguir realizando su misión sobre el terreno.
Pese a los
escasos avances registrados, Steinmeier reiteró que "no hay
alternativa" al Acuerdo de Minsk, suscrito en febrero, tras una
negociación maratoniana, los presidentes de Ucrania y Rusia, Petró
Poroshenko y Vladímir Putin, con la mediación de la canciller alemana,
Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande.
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