Representantes de Rusia, Ucrania y la
Comisión Europea (CE) se reúnen mañana en Bruselas para intentar sentar
las bases del acuerdo de gas dirigido a garantizar el suministro hacia
territorio comunitario una vez concluya el acuerdo actualmente en vigor,
que expira a finales de mes.
Han confirmado su asistencia a
la reunión, el ministro de Energía ruso, Aleksandr Novak; su homólogo
ucraniano, Vladímir Demchyshyn, y el consejero delegado de la compañía
ucraniana Naftogaz, Andréi Kobolev, pero aún no se sabe si vendrá el
consejero delegado del consorcio gasístico estatal ruso Gazprom, Alexéi
Miller, o algún otro representante de la compañía en su lugar, señalaron
hoy fuentes comunitarias.
El Ejecutivo comunitario, por su
parte, estará representando por el vicepresidente de la CE para Unión
Energética, Maros Sefcovic, que ya adelantó este miércoles que la
reunión será un primer contacto del que no se espera que salga todavía
un acuerdo de cara al verano.
Lo que sí espera la Comisión es
fijar un calendario de actuación y obtener información clara del estado
de las reservas de gas que tiene Ucrania, así como de las cantidades de
gas que necesita importar para asegurar el suministro el próximo
invierno, precisaron fuentes europeas.
"Si Ucrania no recibe
suficiente gas para consumo doméstico, tendrá que usar parte del
combustible almacenado reservado a garantizar el tránsito hacia la UE",
apuntaron expertos comunitarios.
Según los datos que maneja en
este momento la CE, Ucrania tiene en sus almacenes alrededor de 7.400
millones de metros cúbicos de gas, que al ritmo de consumo actual serán
muy pronto unos 6.500 millones.
De ellos, solo 1.500 millones
pueden destinarse a uso comercial, porque los 5.000 restantes son
necesarios para mantener el sistema de bombeo hacia la UE en
funcionamiento, lo que se conoce como el "gas técnico".
Bruselas calcula que para que no haya problemas de suministro el próximo
invierno, Ucrania necesita hacerse con alrededor de 20.000 millones de
metros cúbicos de gas, y alerta de que el aprovisionamiento debería
comenzar ya en abril y extenderse hasta el próximo mes de octubre.
Kiev puede comprar parte de ese gas a Estados miembros de la UE,
principalmente a Eslovaquia y en menor medida a Hungría y Polonia, a
través del llamado "flujo inverso", que permite a esos países comprar
gas de Rusia y otros suministradores y venderlo a Ucrania.
Esta opción molesta a Rusia, que además la considera ilegal porque
permite a Kiev acceder a combustible a mejor precio del que le cobra
Moscú, pero el bloque comunitario asegura que, en el caso particular de
Eslovaquia, el flujo inverso es "perfectamente legal", según indican
fuentes comunitarias.
Ucrania paga en la actualidad 330
dólares por cada mil metros cúbicos de gas ruso y asegura que
abastecerse desde países de la UE le supone un ahorro de hasta 60
dólares (por cada mil metros cúbicos).
Una vez concluya el
acuerdo de invierno a finales de mes, Ucrania tendría la opción de
seguir comprando gas ruso al precio que Moscú le cobraba antes de
acordar el paquete de invierno, pero Kiev rechaza esa opción
precisamente porque no está de acuerdo con ese precio, y ya adelanta que
es probable que tenga una brecha de financiación de 2.600 millones de
euros.
Moscú cobraba en el pasado a Kiev un precio considerado
"de amigo" por el suministro (268,5 dólares por mil metros cúbicos del
hidrocarburo), pero lo encareció notablemente (hasta los 485 dólares)
tras la caída del Gobierno de Víktor Yanukóvich y el acercamiento del
país a la UE.
Ucrania insiste en que Rusia le aplique el
primer precio y argumenta que estaba recogido en un contrato válido,
mientras que Moscú se queja de impagos y retrasos en las facturas, por
lo que ambas partes decidieron llevar el caso ante el tribunal de
arbitraje de Estocolmo, que previsiblemente se pronunciará en otoño de
2016.
La CE quiere que el nuevo acuerdo de suministro cubra el
periodo que va desde abril hasta que se pronuncie la corte de
arbitraje, para evitar tener que volver a la mesa de negociación cada
seis meses, pero aún está por ver si Moscú y Kiev aceptan la idea.
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