Los líderes de la UE dedicarán su cumbre del jueves y viernes a analizar la situación de Libia, Ucrania y las relaciones con Rusia, además de abordar los avances hacia la unión energética, pero sin que el problema de Grecia figure oficialmente en su agenda.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, envió hoy a los Veintiocho la tradicional invitación a esta cita y en ella situó la crisis ruso-ucraniana y los pasos que la Unión Europea (UE) puede dar al respecto como el centro de los debates.
Los Jefes de Estado y de Gobierno europeos comenzarán su reunión a partir de las 15.45 GMT, una vez hayan escuchado al presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, con un debate sobre la futura unión energética entre los Estados miembro para reducir su dependencia de algunas áreas como ocurre con el gas de Rusia.
Se espera que los líderes dediquen su cena a tratar la situación en Ucrania y den su respaldo a que se siga aplicando el acuerdo de paz de Minsk.
Para el viernes queda el debate sobre la "situación económica" y la implementación de las reformas estructurales de los países, así como sobre la negociación para un futuro acuerdo de libre comercio e inversiones (TTIP, en inglés) entre la UE y EEUU.
En la agenda oficial no figura que los Veintiocho vayan a tratar la situación de Grecia, cuyo primer ministro, Alexis Tsipras, pidió una reunión al margen de la cumbre con los presidentes de la CE, Jean-Claude Juncker, y del BCE, Mario Draghi, con el de Francia, François Hollande, y la canciller de Alemania, Angela Merkel.
El objetivo de Tsipras sería plantear la cuestión de la deuda griega y el estado de las negociaciones al más alto nivel político, como ya anunció que sería necesario si las conversaciones técnicas en curso con las instituciones no prosperan.
De la organización de ese encuentro se está ocupando Tusk en su calidad de presidente del Consejo Europeo, aunque él no asistirá, dijeron fuentes comunitarias, que sí indicaron que el formato y el momento de la cita a cinco se decidirán tras consultar con los líderes, sin que por ahora se haya concretado cuándo será.
Respecto a Ucrania y Rusia, una de las situaciones que más preocupan a los Veintiocho, fuentes comunitarias explicaron que Tusk prepara una declaración con Merkel y Hollande, ambos presentes en la negociación de Minsk en febrero pasado.
Ese texto se enfocaría a "crear vínculos muy fuertes" entre el acuerdo de paz y las sanciones impuestas por la UE, que estarían en vigor hasta la "total implementación" de esos acuerdos de Minsk.
Las fuentes no descartaron que si hay falta de unanimidad para tratar ahora la cuestión, los líderes podrían trasladar su decisión sobre las sanciones económicas a Rusia a su cumbre de junio.
Para el viernes se ha dejado el debate sobre Libia, en que los líderes darán su pleno apoyo a las negociaciones auspiciadas por la ONU para crear un gobierno de unidad, sin descartar sanciones en el futuro a quienes traten de obstaculizar el proceso.
Harán hincapié en la amenaza que supone la situación de seguridad en Libia, que puede ser aprovechada por grupos terroristas como el Estado Islámico para hacerse fuertes en su territorio, o en lo referente a la migración ilegal, dijeron las fuentes.
Ese mismo día abordarán la situación económica de la UE y el semestre europeo de coordinación de políticas macroeconómicas, una discusión a la que se sumará el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
También buscarán dar un impulso político a la negociación comercial con EEUU, dando más importancia al contacto con la sociedad civil y a la explicación de su contenido.
En cuanto al debate de la unión energética, se espera que los líderes respalden la propuesta de la CE para reducir la dependencia de las importaciones rusas, en especial mediante el desarrollo de interconexiones de gas y electricidad que permitan acabar con el aislamiento de regiones como la Península Ibérica.
Los Veintiocho reconocerán el impulso que supone para este fin el acuerdo firmado el pasado 4 de marzo en Madrid entre España, Francia, Portugal, por el cual se comprometen a impulsar las conexiones entre estos países, incluida la reanudación del proyecto de gasoducto "Midcat", que unirá Cataluña con el sur de Francia.
Una de las medidas más polémicas que incluye la propuesta de la CE es que los países tengan que consultar con Bruselas los contratos de suministro energético antes de firmarlos para ver si respetan la legislación comunitaria, un asunto que ya ha causado polémica entre los socios.
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