Rusia descarta un posible retorno al tratado
de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), al que renunció
definitivamente al suspender hoy su participación en la comisión
conjunta de consultas sobre dicho documento internacional.
"Creo que bajo ninguna circunstancia volveremos al FACE. Es un completo
anacronismo", informó Mijaíl Uliánov, director del departamento sobre No
Proliferación y Control de Armamentos de la Cancillería rusa.
Rusia anunció ayer que a partir de hoy, miércoles, suspendía su
participación en las reuniones de la comisión de consultas sobre el
tratado FACE en Viena, su último vínculo con dicho documento de desarme.
Uliánov señaló que el tratado "no se corresponde de ninguna manera
con la nueva realidad", ya que cuando fue firmado en 1990 aún existía la
Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, y el documento se elaboró
"según el principio de bloques" militares.
"Según ese tratado,
nosotros junto a países de Europa del Este, que ahora son miembros de
la OTAN, somos representantes de un grupo, lo que, desde un punto de
vista político, es un completo sinsentido", señaló a la agencia
Interfax.
Al mismo tiempo, Uliánov aseguró que Moscú está
dispuesta a entablar negociaciones sobre un nuevo acuerdo para el
control del armamento convencional en Europa que no sea muy costoso y
que tenga en cuenta los intereses de la Federación Rusa.
Recordó que las negociaciones para acordar un nuevo régimen sobre el
armamento convencional en el continente se atascaron tras celebrar en
2010 y 2011 una decena de rondas con la participación de 36 países.
También negó que la decisión de renegar definitivamente al tratado
tenga que ver con el actual antagonismo entre Rusia y Occidente debido a
la guerra en Ucrania, que al Kremlin le han costado sanciones
económicas y el aislamiento internacional.
"Yo no relacionaría
directamente estas cosas. Esta decisión había madurado hace mucho,
mucho antes de la crisis ucraniana y del actual estado de las cosas en
nuestras relaciones con Occidente", precisó.
Además, negó que
Rusia se plantee en este momento denunciar el nuevo tratado de desarme
nuclear START suscrito por el presidente de EE.UU., Barack Obama, y el
entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev, en Praga en abril de 2010.
"En cierta etapa es posible que Rusia deba analizar el cumplimiento
del acuerdo START en relación con los planes de crear un sistema de
defensa antimisiles en Europa, pero este asunto no está ahora en la
agenda", dijo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, renegó en
julio de 2007 del tratado FACE, uno de los más importantes acuerdos de
desarme de la Guerra Fría, aduciendo "a las extraordinarias
circunstancias que afectan a la seguridad de la Federación Rusa y que
exigen la adopción de unas medidas inaplazables".
El motivo
que adujo el Kremlin fueron los planes estadounidenses de desplegar
elementos de su escudo antimisiles en Europa Oriental, que Rusia
considera una "amenaza directa" para su seguridad.
A esto se
suma ahora la reciente decisión de la OTAN de incrementar su presencia
militar en Europa del Este tras la anexión de Crimea y el estallido del
conflicto civil en el este de Ucrania en 2014.
Estados Unidos
había instado en numerosas ocasiones a Rusia que regresara al tratado,
considerado la piedra angular de la seguridad europea y un documento de
desarme que alejó el fantasma de la guerra del continente.
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