Los Veintiocho acordaron hoy extender seis
meses, hasta el próximo 15 de septiembre, las sanciones comunitarias a
150 dirigentes rusos y líderes separatistas ucranianos y a 37 empresas
por desestabilizar Ucrania, indicaron a Efe fuentes comunitarias.
Las restricciones consisten en la prohibición de la entrada a
territorio comunitario y la congelación de activos de los afectados, que
incluyen personas del entorno del presidente de Rusia, Vladímir Putin,
como el viceprimer ministro, Dmitri Rogozin, y rebeldes prorrusos como
el mando de la Flota del Mar Negro, vicealmirante Aleksandr Vitko, y el
primer ministro de Crimea, Serguéi Axiónov.
La decisión fue
adoptada hoy en una reunión de los representantes permanentes de los
Veintiocho (Coreper) y previsiblemente será aprobada como punto sin
debate el próximo viernes en el Consejo de la UE.
Los
embajadores no tomaron decisiones sobre el posible endurecimiento de las
sanciones contra Rusia, una cuestión que abordarán los Jefes de Estado y
de Gobierno de la UE en su reunión del 19 y 20 de marzo en Bruselas.
"Incluso los países que mantienen un línea más dura contra Rusia
consideran que ahora no es el momento de dar un paso más en las
sanciones", señalaron a Efe otras fuentes comunitarias.
Las
mismas fuentes destacaron que la UE está pendiente de que se cumpla el
acuerdo de Minsk y se respete el alto el fuego al que se comprometieron
Rusia y Ucrania el pasado 12 de febrero.
"Nadie quiere
sanciones. Las sanciones no son una medida en sí mismas sino un mal
necesario que hay que usar para lograr un objetivo", añadieron.
También recordaron que hasta ahora los países que se han mostrado más
duros con respeto al tratamiento que debe recibir Rusia son bálticos,
Polonia, escandinavos y el Reino Unido, mientras que los mediterráneos,
como España, han mantenido una posición más suave.
La posición
de Alemania y Francia es particular porque son ellos los que mediaron
en las negociaciones del acuerdo de Minsk, por lo que están muy
interesados en lograr que se aplique y en dar un poco de margen antes de
decidir pasar a sanciones de carácter económico, continuaron.
"Además en Alemania existe un lobby industrial muy fuerte que es contrario a las sanciones", añadieron sin precisar nombres.
"Lo importante es que pese a esta división en las posiciones los
Veintiocho siempre han sido capaces de llegar a un acuerdo y tomar una
decisión sobre las sanciones", recalcaron.
La aprobación de sanciones requiere un apoyo por unanimidad de los Estados miembros.
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