El Banco Central de Rusia (BCR) elevó hoy la
tasa clave de interés del 10,5 al 17 por ciento en un intento de frenar
la inflación y el desplome del rublo, que ha perdido la mitad de su
valor en lo que va de año empujado por la drástica caída de los precios
del petróleo.
"Esta decisión obedece a la necesidad de limitar
los riesgos de devaluación e inflación, que han aumentado
sustancialmente en los últimos tiempos", se afirma en el comunicado del
BCR, publicado en la madrugada de hoy.
La subida del tipo, en
proporción la mayor desde el 27 de mayo de 1998, cuando fue elevada del
50 al 150 por ciento, se produjo después de una jornada en la que el
índice RTS de la Bolsa de Moscú perdió el 10 por ciento y el rublo
renovó mínimos históricos frente a las principales divisas
internacionales.
El encarecimiento del crédito a la banca
comercial busca evitar que las entidades bancarias utilicen el dinero
del Banco Central para la compra de divisas, lo que dispara su demanda y
presiona a la baja a la moneda nacional.
"Lo que hay que
hacer es contener la liquidez en rublos para que los bancos, las
corporaciones y los particulares que necesitan pagar en rublos comiencen
a vender sus divisas", comentó el exgobernador del BCR Serguéi Dubinin,
en declaraciones a la agencia oficial TASS.
Sin embargo, la
subida de la tasa de interés no impidió que la Bolsa de Moscú continuara
su caída en picado ni que el rublo siguiera perdiendo posiciones.
A media mañana el índice RTS perdía el 7 por ciento, mientras que la
moneda rusa se cotizaba en nuevos mínimos: 66 rublos por dólar y 81 por
euros.
"La medida (el incremento de la tasa de interés) apunta
ante todo a disminuir las expectativas inflacionarias", explicó la
gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiúlina, en una entrevista con
el canal de televisión Rossía 24.
Añadió que su influencia en el mercado de divisas será "indirecta y no inmediata".
Nabiúlina descartó que el BCR vaya a implantar medidas administrativas para regular el mercado de divisas.
Para el doctor en economía y catedrático de la Universidad Plejánov
de Moscú Serguéi Valentéi, la medida adoptada por el Banco Central es
"de manual de macroeconomía".
"Pero, en mi opinión, la
reacción del BCR llega tarde y el aumento de la tasa de interés no es
suficiente. Se requieren medidas sistémicas", dijo Valentéi a Efe
En teoría, agregó, debería servir para contener los ritmos de
incremento de inflación, que según han admitido las autoridades rusas
este año superará el 10 por ciento.
"La tasa clave de interés
es asunto del Gobierno. El Kremlin esto no lo comenta de ninguna manera.
Nuestro Banco Central es independiente", dijo hoy Dmitri Peskov,
portavoz del presidente Vladímir Putin, en declaraciones a la radio
Kommersant FM.
Pero el presidente ruso se verá obligado a
comentar la situación en el mercado financiero en su tradicional gran
rueda de prensa anual que tendrá lugar mañana jueves.
El
digital Gazeta.ru recordó hoy que el drástico aumento de la tasa de
interés en 1998 no impidió que en agosto de ese mismo año Rusia se
declarara en suspensión parcial de pagos.
Aunque la situación
de la Rusia de hoy, un país que cuenta con reservas internacionales por
un valor de 416.000 millones de dólares, difiere de la de la década de
los 90, la dificultades que afronta su economía son muy graves, en
particular la provocada por la caída de los precios del petróleo a
mínimos de hace cinco años.
Las exportaciones de hidrocarburos
generan cerca del 50 por ciento de los ingresos presupuestarios de
Rusia, por lo que el desplome del precio del crudo, del que dependen los
del gas natural, tiene un impacto directo en su economía.
A
la caída del precio del petróleo se suman las sanciones occidentales a
Rusia por su postura en la crisis ucraniana, que han privado a Moscú no
sólo de importantes fuentes de financiación, sino también del acceso de
tecnologías para la industria extractiva de hidrocarburos.
El
pasado mes de noviembre, el ministro de Finanzas de Rusia, Antón
Siluánov, cifró en 40.000 millones de dólares anuales las pérdidas para
la economía por las sanciones y entre 90.000 y 100.000 millones por el
descenso en el 30 por ciento de los precios del petróleo.
Desde entonces, el crudo ha continuado su caída, por lo que las estimaciones de Siluánov ya se han quedado muy cortas.
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