La bancarrota rusa, la marcha de Mario Draghi
del BCE o la salida del Reino Unido de la UE son algunos de los "cisnes
negros" o acontecimientos altamente improbables, pero no imposibles,
que podrían afectar negativamente a los mercados y a la recuperación
económica.
Aunque según el ensayista Nassim Taleb, que
popularizó esta idea aplicada a los mercados, por definición un "cisne
negro" es imposible de predecir, analistas y gestores no cejan en su
empeño por tratar de anticiparse a todo lo que pueda perturbar el normal
funcionamiento de los mercados.
Y así lo ha hecho este año el
banco de inversión danés Saxo Bank, cuyo economista jefe, Steen
Jacobsen, asegura que los mercados están inmersos en una falsa sensación
de seguridad que "podría provocar el principal susto en 2015": una
especie de "síndrome de Anton", con el que el paciente se queda
paulatinamente ciego pero no reconoce que no puede ver.
Para
disipar esa ceguera y evitar que se subestimen riesgos, Saxo Bank ha
elaborado una lista con diez predicciones sorprendentes que "traerían
consecuencias significativas para los mercados globales".
Entre ellas destaca la salida del Reino Unido de la Unión Europea si el
Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), furiosamente
antieuropeo, consiguiera al menos un 25 % de los votos en las elecciones
generales que el país celebrará en mayo de 2015.
De momento, y
cuando aún faltan casi seis meses para los comicios, el primer
ministro, David Cameron, ha prometido celebrar un referéndum en 2017
sobre la permanencia o salida del Reino Unido de la UE si su partido, el
Conservador, gana las elecciones generales de mayo, acuciado por la
subida en las encuestas de UKIP.
También en el Reino Unido,
independientemente de que continúe o abandone la UE, estallaría una
burbuja inmobiliaria que ha situado el metro cuadrado en algunas zonas
de Londres entre los más caros del mundo; la corrección del precio del
suelo podría ser de un 25 % en un año.
Otro "cisne negro"
sería la bancarrota de Rusia y su entrada en situación de impago o
"default", por la caída de los precios del petróleo y los perjuicios que
la política exterior rusa en Ucrania han causado a los acuerdos
comerciales con otros países, aunque en este caso se trata de una
paradoja, ya que sólo "si el Gobierno ruso o las grandes corporaciones
energéticas entran en impago" se podrá "garantizar el futuro del país".
Si la situación no mejora en Europa y la inflación no deja de caer,
el Banco Central Europeo (BCE) tendría que actuar, utilizando medidas de
relajación cuantitativa, entre ellas compras de deuda soberana.
Para contrarrestar el rechazo germano, el presidente del BCE, Mario
Draghi, dejaría su puesto a Jens Weidmann, del Bundesbank, con lo que
por primera vez un alemán estaría al frente del organismo europeo,
aunque encontraría una salida honrosa a su paso por esa entidad: la
presidencia de Italia.
Al contrario que en Europa, en Japón la principal amenaza sería la subida de precios, y la inflación podría llegar al 5 %.
La incesante emisión de moneda por parte del Banco de Japón, explica
Saxo Bank, deteriora la confianza en el yen, ya que las decisiones del
Banco Central nipón para elevar los precios amenazan con tener
"demasiado éxito".
También es monetario el "cisne negro" de
China, que podría devaluar su moneda en un 20 %, para tratar de
controlar la presión deflacionista en la que está sumida por el exceso
de crédito.
Y al igual que ocurrió en 2010 con la erupción del
volcán islandés Eyjafjallajökull, que paralizó el tráfico aéreo europeo
durante varias semanas, este año está activo Bardarbunga, aunque de
momento, estable, en ese país.
Una erupción como la de 2010
podría cambiar los patrones meteorológicos y provocar, por el temor a
una mala cosecha en Europa, que se dupliquen los precios de alimentos
básicos como los cereales, incluso "si la erupción es menos grave de lo
previsto".
Otra de las posibilidades que contempla Saxo Bank
es el derrumbe del comercio mundial "online", un mercado global que
quedaría paralizado por los ataques de ciberdelincuentes y Amazon o
Alibaba, gigantes del comercio electrónico, sufrirían cuantiosas
pérdidas.
O la subida al récord de 5.000 dólares por tonelada
del precio del cacao, por la mayor demanda global de chocolate negro, y
las dificultades para mantener el suministro por el miedo al Ébola.
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