En el XV Congreso del Frente Nacional (FN) se
habla mucho de Francia, como no puede extrañar en un partido
ultranacionalista, pero otro país ha conseguido hacerse un hueco en casi
todas las conversaciones: la Rusia de Vladimir Putin.
Los
guiños (recíprocos) de la dinastía Le Pen hacia el presidente ruso no
son nuevos, pero conocen días de vino y rosas en el momento en que la
presión occidental hacia Moscú se hace más fuerte.
El partido
de Marine Le Pen acaba de obtener un préstamo del banco ruso First Czech
Russian Bank de nueve millones de euros, que según algunos medios
franceses alcanza hasta los 40 millones, un extremo que el FN ha negado.
El Frente Nacional asegura que recurrió a Rusia ante el rechazo de
todas las entidades bancarias francesas y europeas a financiar a su
partido.
"Si un banco francés, europeo, o incluso
estadounidense, quiere hacer un préstamo al FN, lo firmaremos mañana
mismo. Eso no cambiará una coma de nuestra política internacional",
aseguró hoy a la prensa Le Pen.
Más allá del crédito, la
evidencia de que la ultraderecha francesa apuesta por Putin y su modelo,
frente a la vigente democracia liberal, quedó hoy de manifiesto a lo
largo de toda la jornada.
Por si hubiera dudas, el mandatario
ruso envió a Lyon al vicepresidente de la Duma, Andrei Isayev, para
respaldar a Le Pen, ante una audiencia que asistió impertérrita pero
disciplinada a un discurso integral en ruso, que solo rompió al final
para entonar en francés: "¡Viva Francia, viva Rusia, viva la amistad
franco-rusa!". Grandes aplausos.
Cuestionada de forma
recurrente por sus vínculos moscovitas, Marine Le Pen no ocultó su
sintonía con Putin y criticó al Gobierno de su país por congelar "sine
die" la entrega de dos buques de guerra Mistral a Rusia a causa de la
crisis ucraniana.
"Se trata de un grave error histórico y
político, además de económico. Francia debería siempre respetar su
palabra. Esto nos va a costar una fortuna, porque no piensen que (Rusia)
no va a demandar el reembolso del 50 % que ya ha pagado, y Francia será
condenada a pagar una fuerte multa por no cumplir", dijo.
Tampoco se olvidó Le Pen de criticar la guerra de sanciones a las
exportaciones entre la Unión Europea y Rusia ("que hacen sufrir mucho a
Francia") ni de recordar a las víctimas del conflicto en las regiones
secesionistas de Ucrania.
Pero esta defensa de los intereses
rusos, a contrapelo de la posición oficial de su país, se quedó corta
frente a las flores que lanzó después a la gestión de Putin como
presidente.
"Ya dije hace tiempo que sentía admiración por
Putin, porque consiguió meter en cintura a los oligarcas que durante
diez largos años saquearon de forma consciente las riquezas rusas",
reflexionó.
El nacionalismo económico de Putin también sirve
de espejo para el Frente Nacional, "un modelo patriota que contiene
parte del programa que querríamos aplicar para nuestro país", a juicio
de Le Pen.
Esta devoción es compartida por su padre y fundador
del partido, Jean-Marie Le Pen, quien también reconoció que guarda
"mucha simpatía" por cómo el presidente ruso "dirige su país con
valentía y sangre fría frente a la adversidad mundial".
Y no
solo admira sus políticas: Putin, recuerda el viejo zorro de la extrema
derecha francesa, es "un atleta completo que practica todos los deportes
imaginables, incluido el ajedrez... un juego muy formativo para la
política".
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