Las sanciones occidentales y la caída de los
precios del petróleo abren un agujero en la economía rusa de al menos
130.000 millones de dólares anuales, según reconoció hoy el ministro de
Finanzas de Rusia, Antón Siluánov.
"Por las sanciones
geopolíticas perdemos al año 40.000 millones de dólares y perdemos otros
90.000-100.000 millones anuales por el descenso en un 30 % del precio
de petróleo", dijo Siluánov, citado por las agencias locales, en el foro
de la Academia de Finanzas adjunta al Gobierno de la Federación Rusa.
Explicó que las sanciones occidentales contra Rusia por la crisis
ucraniana han llevado a la disminución de las inversiones en el país y
la contracción del crédito.
"¿Y cuánto cuesta esto? Unos 40.000 millones de dólares al año", dijo Siluánov.
Pero en el Gobierno ruso no todos comparten las estimaciones del
titular de Finanzas sobre las pérdidas que suponen para la economía rusa
las sanciones occidentales.
"No, no estoy de acuerdo",
contestó sin más el ministro de Economía, Alexéi Uliukáyev, al ser
preguntado por la prensa sobre si compartía la valoración de su
compañero de Gabinete.
Siluánov admitió que el impacto de las
sanciones contra Rusia es significativo, pero aseguró que éste no es tan
crítico para la fortaleza del rublo, la moneda nacional, ni para el
presupuesto, como lo es el precio de los productos de exportación rusos.
"En lo que va de año el precio del petróleo ha caído el 30 %. Y, a
propósito, el rublo se ha debilitado ese mismo 30 %", recordó.
Pese a la marcada ralentización de la economía y a la presión de
factores coyunturales como las sanciones y la caída de precio del crudo,
tanto el presidente de Rusia, Vladímir Putin, como su primer ministro,
Dmitri Medvédev, han asegurado que el Gobierno cuenta con reservas
suficientes para cumplir sus programas sociales.
Según Putin,
tanto las sanciones contra Rusia como la caída de los precios del
petróleo repercuten negativamente no sólo en el país, sino en toda la
economía global.
En una reciente entrevista con la agencia
oficial Tass, el jefe del Kremlin no descartó la posibilidad de que en
el mercado mundial de crudo se esté librando un "guerra de precios" con
el fin de eliminar competidores.
Sobre el objetivo de las
sanciones impuestas por Occidente a Rusia se pronunció este fin de
semana el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
El canciller aseguró que las sanciones, declaradas ilegales por Moscú,
lo que persiguen en realidad es "cambiar el régimen" en el país, y no
que el Kremlin modifique su política frente a la crisis en Ucrania.
En favor de su tesis, arguyó que, con anterioridad, las sanciones
contra los países se formulaban de manera tal que "no dañasen el ámbito
social y la economía, a fin de que afectasen a la elite de manera
selectiva".
"Ahora todo es al revés. Los líderes de los países
occidentales declaran públicamente que las sanciones deben ser tales
que destruyan la economía y provoquen protestas populares", afirmó
Lavrov.
Tras la anexión, en marzo pasado, de la península
ucraniana de Crimea por Rusia, la Unión Europea (UE), Estados Unidos,
Canadá y otros países adoptaron una serie de sanciones contra Moscú, las
que han sido endurecidas progresivamente tras el estallido de la
sublevación armada prorrusa en el este de Ucrania.
A fines de
julio, la UE acordó restringir el acceso a los mercados de capitales
europeos para los bancos públicos rusos, un embargo de armas, la
prohibición de exportar a Rusia bienes de uso dual y un veto a las
exportaciones de equipamiento para el sector petrolero.
En respuesta, Rusia prohibió las importaciones de alimentos perecederos de los países de la Unión Europea.
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