Rusia e Irán firmaron hoy un contrato para la
construcción de dos nuevos reactores nucleares en la planta iraní de
Bushehr (golfo Pérsico), con la opción de dos más.
El
documento fue suscrito durante una ceremonia oficial en Moscú por el
jefe de la agencia nuclear rusa, Rosatom, Serguéi Kirienko, y su
homólogo de la Organización de Energía Atómica de Irán, Alí Akbar
Salehí.
Seguidamente, Rosatom emitió un comunicado en el que
subraya que el proyecto, incluido el suministro de equipos y de
combustible nuclear, estará bajo el control del Organismo Internacional
de la Energía Atómica (OIEA).
Además, añadió, al igual que el
primer reactor nuclear de la historia iraní construido por el consorcio
ruso Atomstroiexport en Bushehr, este proyecto estará en estricta
consonancia con el régimen de no proliferación nuclear.
Además, ambos países suscribieron varios acuerdos para ampliar la
cooperación nuclear con fines pacíficos, como un protocolo que abre la
posibilidad a la construcción de un total de ocho reactores nucleares en
territorio iraní, según informan medios locales.
Cuatro de
esos reactores serían erigidos no en Bushehr, sino en otras regiones de
la República Islámica, según el acuerdo intergubernamental suscrito en
agosto de 1992.
Según el protocolo, el combustible nuclear
será suministrado por la parte rusa durante todo el ciclo de operación
de los reactores y, una vez usado, deberá ser devuelto a Rusia para su
procesamiento y almacenamiento.
Rosatom también anunció que
Moscú y Teherán "estudian la viabilidad económica y la posibilidad de
fabricar en Irán elementos de combustible nuclear que serían utilizados
en esos reactores".
Teherán desea incrementar la potencia de
Bushehr desde los actuales mil hasta los cuatro mil megavatios y asegura
que debe hacer frente a una demanda nacional de alrededor de 20.000
megavatios.
A mediados de 2013 Rusia entregó a Irán el primer
reactor de mil megavatios de potencia de Bushehr, proyecto que Moscú
heredó en 1995 cuando la alemana Siemens lo abandonó en 1979, tras el
estallido de la Revolución Islámica.
Desde 1998 el proyecto se
vio salpicado de numerosos retrasos, debido a las sospechas de la
comunidad internacional sobre la existencia de un programa nuclear
militar iraní.
Irán y las grandes potencias suscribieron hace
un año en Ginebra un acuerdo que obliga a Teherán a suspender
parcialmente las partes más conflictivas de su programa nuclear a cambio
de un levantamiento limitado de algunas sanciones.
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