Representantes de Rusia y Ucrania se reunirán
mañana en Bruselas para hacer un nuevo intento por solucionar la
disputa que mantienen entorno a las importaciones de gas ruso, por la
que el flujo hacia Kiev permanece cortado desde junio, después del
último fracaso la semana pasada.
El ministro ruso de Energía,
Aleksandr Novak, su homólogo ucraniano, Yuri Prodan, y representantes de
las compañías energéticas de ambos países, Gazprom y Naftogaz,
respectivamente, mantendrán un encuentro en el que el vicepresidente de
la CE y responsable de Energía, Gunther Oettinger, actuará como
mediador.
"Una llamada entre el vicepresidente Oettinger y su
homólogo ucraniano, el ministro de Energía ucraniano Prodan, tuvo lugar
este lunes", aseguró a Efe una fuente de la Comisión Europea (CE), que
explicó que el motivo de la llamada fue preparar la reunión trilateral
de mañana.
Esta misma fuente no quiso precisar si se ha
solucionado el problema de financiación que afronta Ucrania y que fue el
principal escollo para que Rusia aceptase el miércoles pasado firmar el
preacuerdo al que ambas partes ya llegaron el 26 de septiembre.
El Ejecutivo comunitario desveló la semana pasada que Kiev había
solicitado en septiembre un préstamo de 2.000 millones de euros para
hacer frente a la factura por las importaciones de gas ruso y
desbloquear el conflicto con Moscú, y dijo que esa petición sería ahora
estudiada con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esta
cantidad, si llega a concederse, se sumaría a los 100 millones y a los
500 millones que la UE ya movilizó en mayo y junio, respectivamente, en
el marco de dos programas de asistencia macrofinanciera a Ucrania (MFA I
y II, por sus siglas en inglés), que en total ascienden a 1.610
millones de euros.
El ministro ruso recalcó en el último
encuentro tripartito que "Ucrania no ha confirmado aún sus recursos", al
tiempo que hizo referencia a las declaraciones del propio Oettinger
sobre esta cuestión, en las que no daba por seguro que se fuera a dar
más dinero a Kiev.
Por este motivo, Moscú se niega a poner el
sello final al acuerdo con Ucrania sobre los términos de la importación
de gas ruso durante los próximos seis meses, con el que se espera
resolver la crisis al menos de manera temporal, de cara a este invierno.
Ambas partes han aceptado que Ucrania tiene que pagar antes de
finales de año 3.100 millones de euros en concepto de pagos atrasados
por el gas que importó de Rusia entre noviembre del año pasado y junio
de este año.
Ese pago debe realizarse en dos tramos: uno de
1.450 millones de euros en los próximos tres días y otro de 1.650
millones antes del 31 de diciembre.
También existe un acuerdo
para que a partir de ahora el precio de importación del gas baje hasta
los 385 dólares por cada mil metros cúbicos, frente a los 485 dólares
actuales, y para que cualquier nuevo encargo de combustible a Moscú solo
se entregue si se realiza un pago mensual por adelantado.
Lo
que de momento no ha quedado claro es cuánto gas necesitará Ucrania este
invierno, si bien Oettinger apuntó la semana pasada a que se situaría
alrededor de los 4.000 millones de metros cúbicos y Novak calculó que
eso le costaría unos 1.600 millones de euros.
Las tensiones
por el gas entre Rusia y Ucrania aparecieron a raíz del enfrentamiento
político entre ambos países por el acercamiento de Kiev a la UE, la
caída del Gobierno ucraniano de Víktor Yanukóvich y la anexión rusa de
Crimea, y han llegado a provocar el corte del flujo hacia territorio
ucraniano este verano.
Esta situación preocupa en la UE, que
teme que Moscú, de la que importa el 39 % del gas que consume, siga
utilizando la dependencia energética comunitaria como arma política y
que los Estados miembros lleguen a verse afectados por un corte de gas
este invierno, como ya ocurrió en la crisis de 2009.
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