Aunque tiene fama de ser un amante del
secretismo como buen agente del KGB, el presidente ruso, Vladímir Putin,
se ha aficionado en los últimos tiempos a las polémicas confesiones a
corazón abierto, en especial sobre Ucrania.
"Sí, lo digo
abiertamente: Yanukóvich nos pidió que lo sacáramos (de Ucrania) y lo
lleváramos a Rusia. Y lo hicimos", dijo Putin en relación con la
rocambolesca huida en febrero pasado del derrocado presidente ucraniano
Víktor Yanukóvich, hasta ahora un misterio.
Putin aprovechó el
viernes la presencia de numerosos políticos y expertos occidentales en
un foro de debate en la ciudad de Sochi (mar Negro) para poner los
puntos sobre las íes sobre el papel del Kremlin en la vecina Ucrania.
"No voy a ocultar que le ayudamos a llegar a Crimea. Entonces, Crimea
era parte de Ucrania. Durante varios días permaneció en la península",
dijo.
Recordó que "como los acontecimientos en Kiev ocurrían
de manera muy rápida y violenta, en tales condiciones (para Yanukóvich)
regresar a Kiev no tenía sentido".
Y no ahorró críticas contra
los entonces opositores y ahora dirigentes ucranianos, los ministros de
Exteriores de la Unión Europea y el presidente de EE.UU., Barack Obama,
por ignorar el acuerdo firmado un día antes de la caída de Yanukóvich.
Putin relató que durante una conversación telefónica con Obama ambos
líderes asumieron "ciertos compromisos" para contribuir a la aplicación
de los acuerdos que contemplaban unas presidenciales anticipadas, un
gobierno de unidad nacional y una nueva Constitución.
En
cambio, poco después, "todos se olvidaron de los acuerdos con la
oposición que llevaban las firmas de los ministros de Exteriores y de
nuestras conversaciones por teléfono", subrayó.
El día de la
firma de los acuerdos, según relató Putin, Yanukóvich, al que calificó
irónicamente de "todo un hombre", le dijo por teléfono que "consideraba
que la situación se estabilizaba y que tenía previsto viajar a Járkov".
"No niego que le manifesté cierta preocupación. Le dije que no sabía
si era posible abandonar la capital dada la situación. Él respondió que
lo considerable posible, ya que había un documento firmado", aseguró.
Además, Putin reconoció que le recomendó que no retirara las fuerzas del orden de las calles de Kiev.
"El respondió: sí, por supuesto, lo entiendo. Se fue y ordenó retirar
todas las fuerzas del orden de Kiev. De nuevo, ¡vaya hombre!", recalcó.
Seguidamente, los manifestantes ucranianos asaltaron los edificios de
la Presidencia y el Gobierno en Kiev, acciones que dieron pie al
Parlamento ucraniano para la destitución al día siguiente de Yanukóvich
por dejación de funciones.
Ahora, Yanukóvich, que mantiene que
sigue siendo el presidente legítimo de Ucrania, se encuentra exiliado
en la región rusa de Rostov, limítrofe con Donetsk, y cada semana surgen
rumores sobre que ya ha recibido la ciudadanía rusa.
Aunque a
veces son secretos a voces, no dejan de sorprender las confesiones del
jefe del Kremlin, ya que, en opinión de sus detractores, se trata de
burdas violaciones del derecho internacional.
Eso sí, son
confesiones realizadas meses después, cuando el hecho ya ha pasado a los
anales de la historia o de la infamia, según Kiev, y ya no tienen
remedio ni solución.
"No lo voy a negar. Utilizamos a nuestras
Fuerzas Armadas para bloquear las unidades militares ucranianas
desplegadas en Crimea", confesó, en alusión a los "hombrecitos verdes" o
soldados rusos sin insignias que fueron desplegados en la antaño
península ucraniana.
En cambio, negó que el despliegue de
tropas regulares en Crimea tuviera como objetivo "obligar" a los crimeos
a participar en el referéndum de independencia del 16 de marzo.
"Eso no es posible. Todos nosotros somos gente madura y entendemos
que con los fusiles apuntando no llevas a la gente a las urnas. La gente
fue a votar como a una fiesta y eso lo sabe todo el mundo", insistió.
Al mismo tiempo, en lo que algunos analistas consideraron el colmo
del descaro, aseguró que si el pueblo de Crimea, "preocupado por su
futuro", aprovechó el derecho a la autodeterminación contemplado en el
derecho internacional "eso no significa" que Rusia "no respete en
general la soberanía del Estado ucraniano".
"Nunca he puesto
en duda que Ucrania es un Estado europeo moderno, pleno y soberano. La
respetamos y tenemos intención de seguir haciéndolo en un futuro. Y
albergamos grandes esperanzas de que se normalicen las relaciones
ruso-ucranianas", recalcó.
Eso sí, agregó, "otra cosa es la
formación de Ucrania en sus actuales fronteras: ese es un proceso
considerablemente complejo", en una clara referencia a que se trata de
un país artificial, como opinan muchos oficialistas ahora en Rusia.
Todos esperan ahora ansiosos la próxima confesión de Putin sobre el
conflicto en el este de Ucrania, donde, según Kiev y la OTAN, Rusia
habría desplegado tropas regulares para reforzar a las milicias
prorrusas.
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