Rusia y Ucrania acumularon hoy un nuevo
fracaso en sus intentos por solucionar la crisis del gas al no lograr ir
más allá del principio de acuerdo ya alcanzado en septiembre para
asegurar el suministro durante el invierno, y decidieron volver a
reunirse el próximo 29 de octubre en Bruselas.
Moscú se negó a
hacer oficial la base de acuerdo existente por dudar de la solvencia de
Ucrania y de su capacidad económica para hacer frente al pago de nuevas
entregas de gas ruso, mientras que Kiev lamentó esta posición y recalcó
que los compromisos deben ser vinculantes.
El comisario
europeo de Energía, Günther Oettinger, que actúa de mediador en la
disputa, explicó en rueda de prensa que hoy ambas partes alcanzaron una
posición que ahora discutirán con los respectivos Gobiernos nacionales y
las compañías gasísticas implicadas, la rusa Gazprom y la ucraniana
Naftogaz, y confió en que la próxima semana se pueda sellar un acuerdo.
Rusia ha aceptado rebajar el precio hasta 385 dólares por cada mil
metros cúbicos de gas que se proporcionen a Ucrania de aquí a marzo,
frente a los 485 dólares actuales, pero insistió en que cualquier nueva
entrega de combustible solo se realizará si Kiev hace el pago por
adelantado.
Moscú duda de que Ucrania tenga recursos para
sufragar nuevas importaciones de gas y recuerda que aún existe una
cantidad de 3.100 millones de euros que Kiev debe pagarle antes de
finales de año en concepto de pagos atrasados entre noviembre del año
pasado y junio de este año.
"Ucrania no ha confirmado aún sus
recursos, solo hemos oído que la CE no ha confirmado las fuentes de
financiación", destacó al término del encuentro el ministro ruso de
Energía, Aleksandr Novak.
Aseguró que Ucrania necesitaría unos
1.600 millones de euros que no tiene para poder comprar la cantidad de
gas que se calcula que necesitaría para los meses de invierno.
Oettinger reconoció que ambas partes aún no se han puesto de acuerdo
sobre los volúmenes de gas que podría necesitar Ucrania en los próximos
meses, aunque indicó que, tras analizar la situación, se cree que Kiev
podría precisar unos 4.000 millones de metros cúbicos de gas este
invierno.
El ministro ucraniano de Energía, Yuri Prodan, por
su parte, no quiso aclarar si Kiev dispone de esos 1.600 millones y se
limitó a decir que trabaja con la UE para buscar una solución y quizá
recibir garantías adicionales.
"Lo único que queremos es un
documento legalmente vinculante, con deberes y obligaciones, firmado por
Gazprom, y eso no lo tenemos porque Rusia lo ha rechazado
categóricamente", sostuvo Prodan.
El Ejecutivo comunitario
informó precisamente hoy de que Ucrania solicitó en septiembre un
préstamo de 2.000 millones de euros para hacer frente a la factura por
las importaciones de gas ruso y desbloquear el conflicto con Moscú, una
petición que ahora estudiará con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esta cantidad si llega a concederse se sumaría a los 100 millones y a
los 500 millones que la UE ya movilizó en mayo y junio,
respectivamente, en el marco de dos programas de asistencia
macrofinanciera a Ucrania (MFA I y II, por sus siglas en inglés), que en
total ascienden a 1.610 millones de euros.
Las tensiones por
el gas entre Rusia y Ucrania aparecieron a raíz del enfrentamiento
político entre ambos países por el acercamiento de Kiev a la UE, la
caída del Gobierno ucraniano de Víktor Yanukóvich y la anexión rusa de
Crimea, y han llegado a provocar el corte del flujo hacia territorio
ucraniano este verano.
Esta situación preocupa en la UE, que
teme que Moscú, de la que importa el 39 % del gas que consume, siga
utilizando la dependencia energética comunitaria como arma política y
que los Estados miembros lleguen a verse afectados por un corte de gas
este invierno, como ya ocurrió en la crisis de 2009.
Según las
pruebas de resistencia realizadas por Bruselas, cuyos resultados se
conocieron la semana pasada, si el corte del gas ruso hacia la UE
llegase a materializarse este invierno, Bulgaria, Rumanía, Lituania,
Estonia y Finlandia perderían un 40 % del gas que necesitan; Hungría, un
30 %, y Polonia, un 20 %.
España y Portugal, en cambio, no se verían afectadas porque no importan gas de Rusia.
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