Rusia ha recibido una andanada de sanciones
económicas debido al conflicto ucraniano, pero el deporte es una
excepción, como lo demuestra el Mundial de Fútbol en 2018, el Gran
Premio de la Fórmula Uno en Sochi y la Eurocopa en San Petersburgo.
"La FIFA ya ha dicho que el fútbol y el deporte están al margen de la
política. Yo creo que esa es la única postura válida", aseguró Vladímir
Putin, el presidente ruso.
A decir verdad, los altos
funcionarios del deporte ruso no tenían todas consigo, ya que no son
pocos los dirigentes y políticos occidentales que han llamado a
arrebatar a Rusia el derecho a albergar competiciones internacionales
debido a la anexión de Crimea y el apoyo a los rebeldes en Ucrania.
"Por supuesto, había cierto temor a que, debido a cuestiones
políticas, privaran a nuestro país de acoger la Eurocopa. Pero estamos
muy contentos de que, al fin y al cabo, el deporte internacional
permanezca al margen de la política", abundó Vitali Mutkó, ministro de
Deportes de Rusia.
"Alivio", era la palabra más repetida esta
semana por los directivos rusos, algunos de cuyos colegas en el Gobierno
y en otras estructuras estatales han sido víctimas de las sanciones
internacionales.
No era para menos, ya que esta semana la UEFA
votaba las sedes de la Eurocopa, entre las que figuraba la antigua
capital zarista, y abordaba el escabroso asunto de la participación de
los equipos crimeos en la Copa y la Liga rusas.
Uno de los más
insistentes ha sido el primer ministro británico, David Cameron, quien
ha llamado una y otra vez a retirar a Rusia su primera Copa Mundial de
Fútbol.
No obstante, la respuesta de la FIFA y la UEFA ha sido
clara: el deporte de alta competición está al margen de los vaivenes de
la política internacional.
Y es que los organismos del
deporte internacional, que están especialmente orientados al beneficio
económico, guardan muy mal recuerdo de los boicot olímpicos de los
Juegos de Moscú en 1980 y Los Ángeles 1984.
Por ello, pese a
que Ucrania pidió sanciones contra Rusia por la disputa de la Copa Rusa
por parte de tres equipos de Crimea, antigua península ucraniana, la
UEFA se limitó a trazar una hoja de ruta para resolver amistosamente el
contencioso.
Es decir, el llamamiento de algunos funcionarios y
entrenadores ucranianos a expulsar a los equipos rusos de las
competiciones europeas y arrebatar a Rusia el Mundial quedó en agua de
borrajas.
Según algunos malpensados, la paciencia con Rusia no
tiene límites debido a que los petrorrublos son un factor muy
convincente, como ya quedó claro en los recientes Juegos Olímpicos de
Invierno de Sochi, los más caros de la historia del movimiento olímpico.
Tras los antecedentes de Brasil, la FIFA ha permitido a Rusia reducir
el aforo de los estadios mundialistas de 45.000 a 35.000 asientos.
"No sólo lo hacen por hacernos un favor, sino porque tras analizar la
situación en el Mundial de Brasil, quedó claro que no todos los
estadios estaban llenos y existe el temor de que tras el campeonato esos
estadios no sean aprovechados", dijo Putin.
Además, la FIFA
tampoco reducirá el número de ciudades que acogerán partidos
mundialistas, que actualmente asciende a once: Moscú, San Petersburgo,
Kazán, Sochi, Yekaterimburgo, Nizhni Novgorod, Volgogrado, Samara,
Rostov del Don, Kaliningrado y Saransk.
Además, en la elección
esta semana de las sedes de la Eurocopa, los únicos estadios elegidos
que aún están inacabados eran los de San Petersburgo y Bakú, en
Azerbaiyán, otro país inundado de petróleo y gas.
"No podíamos
no estar preocupados. Pero nos hemos convencido de que Rusia sigue
contando con la confianza de la comunidad futbolística", dijo Alexéi
Sorokin, presidente del comité organizador de Rusia 2018.
A su
vez, recientemente Sochi recibió la licencia de la Federación
Internacional de Automovilismo para acoger el 12 de octubre el primer
Gran Premio de la historia de la Fórmula Uno en suelo ruso.
El
circuito urbano de Sochi (mar Negro) fue inaugurado el sábado con todos
los honores con vistas a la carrera número 16 de las 19 del Campeonato
del Mundo de este año.
Rusia, país sin apenas tradición en la
Fórmula Uno, ha invertido unos 200 millones de dólares en la
construcción de un circuito de 5,5 kilómetros similar al de Mónaco.
En virtud del acuerdo alcanzado entre Putin y el patrón de la Fórmula
Uno, Bernie Ecclestone, Sochi acogerá la gran fiesta de la Fórmula Uno
entre 2014 y 2020, con la posibilidad de prolongarlo por otros cinco
años.
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