Las tropas ucranianas se preparan para
asaltar Donetsk y Lugansk, las capitales del rebelde este prorruso de
Ucrania, habitadas por 1,5 millones de personas antes de que estallara
un conflicto que ha causado ya el desplazamiento de casi 850.000
ucranianos.
"Nos estamos preparando para liberar esas
ciudades. Para hacerlo, se requiere un gran trabajo de preparación, que
incluye a los batallones (de voluntarios) para la defensa territorial",
dijo hoy el secretario general del Consejo de Seguridad Nacional y
Defensa de Ucrania, Andréi Lisenko.
Los combates llegaron hoy
al periférico barrio Petrovski de Donetsk, cuyos vecinos denunciaron
explosiones, persistentes tiroteos y daños a las infraestructuras, según
las autoridades locales de esa urbe habitada por un millón de personas
antes del inicio del conflicto.
"Según datos sin confirmar, hay víctimas entre la población civil", informó la asamblea local de Donetsk.
Las tropas ucranianas están a las puertas tanto de Donetsk como de
Lugansk, ambas bajo un continuo fuego de artillería del que se culpan
los dos bandos, prácticamente cercadas y aisladas del resto del
territorio controlado aún por los separatistas prorrusos.
Ucrania cuenta con el beneplácito de la comunidad internacional para
hacer lo necesario para expulsar a los milicianos de las dos regiones
orientales en las que estalló hace tres meses la sublevación prorrusa.
La ciudad de Lugansk, en la que un centenar de civiles han muerto por
fuego de artillería desde finales de julio, ha perdido casi a la mitad
de sus habitantes, que han huido de la guerra sobre todo a la vecina
Rusia.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) asumió hoy los datos proporcionados por Rusia, según
los cuales este país ha acogido a 730.000 refugiados del conflicto.
"Parecen creíbles los datos aportados por Rusia. Los ucranianos que
han cruzado la frontera no son turistas. Han huido de la situación en el
este de Ucrania", admitió en Ginebra el director de la oficina para
Europa del ACNUR, Vincent Cochetel.
De esos 730.000, sólo 168.000 han solicitado algún grado de protección a las autoridades rusas.
Otros 117.000 ucranianos se han registrado como desplazados internos,
aunque el ACNUR cree que la cifra real podría ser mayor, ya que los
hombres prefieren ocultar esa condición al Gobierno ucraniano para no
ser llamados a filas o por temor a represalias si vuelven a sus casas.
En Lugansk, permanecen alrededor de 250.000 de sus habitantes, la
mayoría jubilados y familias con niños pequeños que no pueden abandonar
sus viviendas por distintas razones, informó hoy el Ayuntamiento de esa
ciudad, capital de la región homónima.
"Permanecen en
condiciones de catástrofe humanitaria", en una ciudad que carece de
suministro eléctrico, agua, comunicaciones y combustibles, advirtieron
las autoridades locales.
Tras varias semanas de combates entre
las fuerzas de Kiev y los separatistas en los accesos a la ciudad, en
manos de los prorrusos, también escasean los alimentos y los
medicamentos tanto en Lugansk como en otras ciudades de la región.
"En Lugansk, Róvenki, Svérdlovsk, Krasni Luch, Antratsit y Perevalsk
(todas en la región de Lugansk), se agravan los problemas con el
suministro de alimentos. Han cerrado las cadenas de supermercados,
mientras que los distribuidores privados no pueden llegar a esas
localidades", advirtió Lisenko.
La artillería pesada ha destruido parcialmente cuatro hospitales y tres ambulatorios en la ciudad de Lugansk.
El Gobierno de Kiev entiende que toda la responsabilidad de la
catástrofe humanitaria en el este de Ucrania recae sobre los
separatistas prorrusos y se muestra impasible en su determinación de
recuperar por la vía militar el control de todas las zonas que siguen en
manos de los rebeldes.
Los milicianos tampoco están
dispuestos a rendir sus últimas plazas fuertes, sobre todo las dos
capitales, y prometen luchar "al máximo" para mantener su control, en
palabras del jefe de prensa de los rebeldes, Konstantín Knírik.
Mientras, el grupo integrado por 110 expertos internacionales continuó
hoy la búsqueda de restos mortales de víctimas del derribo, hace casi
tres semanas, de un avión de pasajeros de Malaysia Airlines en
territorio controlado por los separatistas, a unos 80 kilómetros al
noreste de la ciudad de Donetsk.
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