La I Guerra Mundial supuso la puntilla para
el ya debilitado imperio autocrático ruso, que cayó aun antes de
terminar la conflagración, víctima de dos revoluciones que llevaron a la
implantación del comunismo en el país más grande del mundo.
Cuando el 29 de julio de 1914 el zar de Rusia, Nicolás II, entró en la
Gran Guerra después de que Austria-Hungría atacase a Serbia, no podía ni
imaginar las consecuencias que el conflicto bélico tendría para su
vasto imperio, que nueve años antes había sufrido una derrota militar a
manos de Japón.
Dos grandes derrotas, meses después del
estallido de la guerra, en las batallas de Tannenberg y los lagos
Masurianos (Prusia Oriental), dejaron en evidencia la fragilidad del
numeroso Ejército ruso, integrado en su mayoría por campesinos casi sin
preparación militar y mal pertrechados.
La impopularidad de la
guerra, en la que Rusia sufrió hasta 1,7 millones de bajas mortales,
fue aprovechada por diversos grupos revolucionarios para incrementar su
influencia entre los soldados.
La consigna "Pan, tierra y paz"
enarbolada por los bolcheviques liderados por Vladímir (Uliánov) Lenin
caló profundamente entre los soldados, que creaban soviets (consejos
populares), como los que surgieron durante la fallida primera revolución
rusa (1905-1907).
Los reveses bélicos, la agitación social y
el colapso de la economía propiciaron en 1917 la Revolución de Febrero,
revuelta popular que llevó a la abdicación de Nicolás II y a la
formación de un gobierno provisional.
En abril, ese mismo año,
las nuevas autoridades informaron a Francia y el Reino Unido que Rusia
cumpliría sus compromisos de aliado y que continuaría la guerra contra
las potencias centrales, la coalición de los imperios alemán y
austrohúngaro, a la que se unieron el imperio otomano y Bulgaria.
Esta decisión provocó una nueva ola de descontento popular, que los
bolcheviques encabezaron con el lema de "Todo el poder a los Soviets" y
que el 25 de octubre, según el calendario juliano (7 de octubre, según
el actual), desembocó en el asalto del Palacio de Invierno y el
derrocamiento del gobierno provisional.
La primera decisión
del poder soviético fue la aprobación del "Decreto sobre la paz", en el
que propuso "a todos los pueblos en guerra y a sus gobiernos entablar
inmediatamente conversaciones con vistas a una paz democrática y
equitativa".
La Rusia soviética siguió formalmente como parte
beligerante en la "guerra imperialista" hasta el 3 de marzo de 1918,
cuando firmó el tratado de paz de Brest-Litovsk con el imperio alemán,
el imperio austrohúngaro, el imperio otomano y Bulgaria.
La
paz por separado le salió cara al poder soviético: tuvo que renunciar a
Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y
Besarabia.
El Gobierno soviético no estaba en condiciones de
frenar la ofensiva de las potencias centrales en el frente oriental y
optó por realizar esas enormes concesiones territoriales a cambio de su
supervivencia.
Además, para entonces ya había estallado la
guerra civil en Rusia, y el Ejército Rojo estaba ocupado en combatir a
los partidarios del zar, apoyados por los antiguos aliados en la guerra
contra las potencias centrales, interesados en que se mantuviera el
frente oriental.
"Cuando se firmó la paz de Versalles, Rusia
quedó en una situación singular: había sido parte de la coalición
vencedora, pero ya había firmado la paz con los países derrotados en
condiciones muy desventajosas", dijo a Efe Andréi Koshkin, jefe de la
cátedra de Politología y Sociología de la Universidad Plejánov de Moscú.
La guerra, añadió, llevó a la desaparición de cuatro imperios,
incluido el ruso, "donde, según los bolcheviques, fue construida una
sociedad sobre nuevos principios".
"Pero no pasaron ni cien
años desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial, desde de las
revolución de Febrero y Octubre, y ese nuevo sistema político se
destruyó por sí solo", apuntó Koshkin en alusión la desintegración de la
Unión Soviética en 1991.
Según el catedrático, tras las caída
del comunismo Rusia ha retomado "ciertos valores tradicionales, pero en
una nueva espiral dialéctica" de desarrollo.
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