La prórroga de la tregua entre el Gobierno de
Kiev y los rebeldes prorrusos del este de Ucrania parece un hecho a
falta de que lo confirme el presidente ucraniano, Petró Poroshenko,
quien logró hoy importantes avances para su plan de paz.
El
alto de fuego, ya prorrogado hace tres días por Poroshenko, expira a las
22.00 hora local (19.00 GMT) en un clima de división en la sociedad y
en el propio entorno del presidente sobre la conveniencia de dialogar
con los separatistas.
Las agujas del reloj que marca los
tiempos de la tregua pueden ser nuevamente retrasadas gracias al
esfuerzo de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente
francés, Francois Hollande, dos de los líderes europeos con más
ascendencia sobre Poroshenko, sometido a una gran presión en su propio
país por las muertes de soldados ucranianos.
También el
presidente ruso, Vladímir Putin, ha tenido que hacer concesiones, al
menos en apariencia, tras ser amenazado con nuevas y duras sanciones
económicas a Rusia por parte de la Unión Europea si no contribuía antes
de hoy a rebajar la tensión en Ucrania.
En una nueva
conversación telefónica a cuatro bandas, los líderes de Alemania y
Francia convencieron a Poroshenko y también al jefe del Kremlin para que
se pongan de acuerdo en algunos de los asuntos que más preocupan a Kiev
y Moscú.
Así, Poroshenko accedió a celebrar una tercera ronda
de consultas entre representantes de su Gobierno y de los separatistas,
mientras que Putin, que insistió en la necesidad de prorrogar la
tregua, ofreció la cooperación de Rusia en la vigilancia de los tramos
de frontera ruso-ucraniana controlada por los rebeldes.
El
mandatario ruso mostró la disposición de Moscú a permitir que los
guardias fronterizos de Ucrania participen desde el lado ruso y en
calidad de observadores en la vigilancia de los tramos de la frontera
común controlados, en el lado ucraniano, por los prorrusos.
Eso sí, la condición de Putin es que se mantenga el alto de fuego en las
regiones orientales de Donetsk y Lugansk y que tomen parte en la
vigilancia los observadores de la OSCE.
Rusia quiere despejar
las dudas de Ucrania y de la comunidad internacional sobre su
participación en la sublevación prorrusa que estalló en el este de
Ucrania hace más de dos meses.
Las autoridades ucranianas
insisten en que Rusia permite que los separatistas prorrusos reciban
tanto armas como refuerzos a través de los tramos de la frontera
ruso-ucraniana cuyo control han arrebatado a los guardafronteras
ucranianos.
Poroshenko debe anunciar su decisión sobre el alto
el fuego al término de una reunión del Consejo de Seguridad Nacional y
Defensa de Ucrania que se celebra esta noche en Kiev.
El
presidente ucraniano, que ha reconocido una pugna sobre este asunto
entre los "halcones" y las "palomas" de su entorno, también está
sometido a la presión del Maidán (plaza), como se conoce al movimiento
popular de masas que derrocó al presidente Víktor Yanukóvich el pasado
22 de febrero.
Miles de personas se congregaron ayer en la
plaza de la Independencia de Kiev -epicentro de la sublevación popular
que encumbró al actual Gobierno- para exigir el fin del alto el fuego y
el relanzamiento de las operaciones militares en el este.
El
ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano informó hoy de la muerte de
27 soldados desde el inicio del alto el fuego, hace diez días.
Un militar ucraniano murió hoy mismo y otros ocho resultaron heridos en
varios ataques de los milicianos prorrusos a las posiciones del
Ejercito en Donetsk y Lugansk, según el Consejo de Seguridad Nacional y
Defensa.
Las fuerzas militares que participan en la operación
lanzada para recuperar el control de las regiones rebeldes acusan a los
insurgentes de violar sistemáticamente la tregua y matar a la población
civil.
Los milicianos hacen las mismas acusaciones al Ejercito
y a la Guardia Nacional de Ucrania, a los que responsabilizan de
disparar con artillería contra zonas residenciales de Slaviansk, símbolo
y bastión de la sublevación contra Kiev.
Mientras sigue el teórico alto el fuego, los dos bandos tratan de afianzar y mejorar sus posiciones sobre el terreno.
Los rebeldes han tomado una base de defensa antiaérea del Ejercito
ucraniano en la ciudad de Donetsk, donde se hicieron con un sistema
móvil de lanzamisiles tierra-aire "Buk", capaz de derribar todo tipo de
aeronaves, aunque averiado según Kiev.
Además, el conflicto
armado se llevó hoy la vida de otro periodista, el cámara del Canal Uno
de la televisión rusa Anatoli Klian, que recibió un disparo en el
abdomen cuando grababa cerca de un cuartel del Ejercito en la ciudad de
Donetsk.
Klian, de 68 años, acompañaba a un grupo de madres
que llegaron a la unidad para pedir a los oficiales que dejaran a sus
hijos abandonar el cuartel.
Putin ofrece a Poroshenko la vigilancia conjunta de la frontera común
El presidente de Rusia, Vladímir Putin,
ofreció hoy a su homólogo de Ucrania, Petró Poroshenko, que los guardias
fronterizos ucranianos participen desde el lado ruso y en calidad de
observadores en la vigilancia de los tramos de la frontera común
controlados en la parte ucraniana por los prorrusos.
La
propuesta, detallada por el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi
Lavrov, fue realizada por el líder del Kremlin durante la conversación
telefónica a cuatro bandas en la que también tomaron parte la canciller
alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Francois Hollande.
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