Los rebeldes prorrusos han tomado una base de
defensa antiaérea del Ejercito ucraniano en la ciudad de Donetsk,
reconoció hoy el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de
Ucrania (SNBO, en sus siglas en ucraniano), Andréi Lisenko.
El asalto a la base "con fuego de lanzagranadas y morteros" tuvo lugar
ayer, informó Lisenko, que aseguró que los oficiales de la unidad
rindieron el cuartel sólo después de "averiar toda la maquinaria
militar".
Entre el armamento incautado por los milicianos hay
un sistema móvil de lanzamisiles tierra-aire "Buk", capaz de derribar
todo tipo de aeronaves, aunque según las autoridades ucranianas está
averiado.
Cuando quedan muy pocas horas para que expire el
alto de fuego prorrogado por el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko,
hasta las 22.00 hora local de hoy (19.00 GMT), las escaramuzas no cesan
en las regiones de Donetsk y Lugansk.
La Guardia Nacional de
Ucrania, cuya retirada de las dos regiones exigen los líderes prorrusos,
da los últimos pasos para terminar de cercar la ciudad de Slaviansk,
símbolo y bastión de la rebelión prorrusa que estalló a mediados del
pasado mes de abril.
"La Guardia Nacional ha atacado nuestras
posiciones en la localidad de Nikoláyevka (al este de Slaviansk). Si
toman Nikoláyevka, Slaviansk quedará totalmente cercada", dijo a la
agencia rusa RIA Nóvosti un portavoz de las milicias que combaten en esa
ciudad.
Precisamente a través de Nikoláyevka y la vecina
ciudad de Séversk pasa la última ruta que conecta Slaviansk con el resto
del mundo, una vía que permite abastecer de alimentos y agua la ciudad,
y de armas y refuerzos a los rebeldes.
Tras casi diez días
del supuesto alto el fuego, de cuya violación se han acusado mutuamente
los dos bandos enfrentados en el sureste del país, Ucrania parece estar
lista para lanzar la ofensiva definitiva contra los insurgentes.
"Por supuesto que ya tenemos un plan", respondió Lisenko a los
periodistas que le preguntaron sobre las acciones que emprenderán las
fuerzas ucranianas después de que expire el alto el fuego.
Mientras, la comunidad internacional deposita sus esperanzas sobre el
presidente de Ucrania, quien puede impedir una nueva escalada del
conflicto si decide volver a prorrogar el alto el fuego.
Para
ese objetivo Poroshenko volverá a mantener hoy una conversación
telefónica a cuatro bandas con su homólogo ruso, Vladímir Putin, y los
líderes de Alemania y Francia, Angela Merkel y Francois Hollande,
respectivamente.
Kiev, sin embargo, carga esa responsabilidad
sobre Rusia, a quién trata como parte beligerante en el conflicto y
atribuye la capacidad de meter en cintura a los rebeldes para obligarles
a deponer las armas.
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