El presidente de Rusia, Vladímir Putin,
aprovechó su visita de Estado a Austria para reclamar más actos y
menos palabras de cara a un acuerdo sobre el conflicto de Ucrania y
defendió que el gas ruso da seguridad energética a Europa.
Este viaje oficial, el primero del mandatario ruso a un país de la Unión
Europea (UE) desde que estalló la crisis de Ucrania en febrero pasado,
estuvo marcado en varios frentes por la polémica y por las voces que
desde Bruselas criticaron el recibimiento a Putin en Viena como una
especie de traición a la línea común ante Rusia.
Putin lanzó
dos claros mensajes y una advertencia durante su apretada agenda de
trabajo en la capital austríaca: que Kiev tiene que hacer más, que el
gas ruso es bueno para Europa y que sigue dispuesto a usar la fuerza
para "proteger" a la población de origen ruso en Ucrania.
Para empezar, insistió en que las autoridades ucranianas deben hacer más para solventar la crisis.
Aunque reconoció que el alto el fuego ofrecido por el presidente
ucraniano, Petró Poroshenko, es un paso en la dirección correcta,
advirtió de que "hasta ahora no se ha hecho lo suficiente".
"Un alto el fuego de siete días no es suficiente. Necesitamos
negociaciones reales, acompañadas por conversaciones diplomáticas. Si en
siete días queremos realizar un desarme, pero sin negociaciones
sustanciales, entonces estamos condenados al fracaso", afirmó.
Putin puso varias peticiones sobre la mesa: que no se deje a los grupos
separatistas prorrusos del este fuera de las negociaciones, que se
desarme a los ultraderechistas ucranianos y que el fin de la violencia
esté acompañado de un acuerdo de fondo.
Justo antes de llegar a
Viena, se anunció en Moscú que el líder ruso había pedido al Senado de
su país cancelar los poderes que le otorgó el pasado 1 de marzo para
enviar tropas a Ucrania.
"En momentos en los que estaban
ocurriendo acontecimientos dramáticos en Crimea, no podía descartar el
envío de tropas", dijo Putin ante la prensa en la capital austríaca.
"Gracias a Dios, pudimos prescindir del envío de tropas", agregó el
presidente ruso e insistió en que no llegó a usar esa autorización, al
no superarse el número de soldados previstos "en un acuerdo
internacional".
En todo caso, dejó claro que Moscú siempre
protegerá a las personas de origen ruso en Ucrania y a la parte del
pueblo ucraniano que "se siente vinculada con Rusia".
Pero,
aparte de Ucrania, la visita de Putin estuvo marcada por el gas y un
acuerdo firmado hoy entre la petrolera austríaca OMV y el consorcio
gasista ruso Gazprom para ampliar el gasoducto South Stream hasta Europa
Central.
Putin recalcó que este conducto "no es un proyecto contra nadie, sino a favor de la estabilidad energética en Europa".
Respondió así a quienes alertan de que la UE depende demasiado del
gas ruso, asegurando que lo que hay es una dependencia mutua que
favorece la estabilidad.
Este gasoducto -cuestionado por la
Unión Europea, que incluso ha forzado la suspensión del tramo búlgaro-
fue defendido también por el presidente austríaco, Heinz Fischer, al
destacar que éste cumple las normativas europeas.
El jefe del
Estado austríaco argumentó la necesidad de ampliar las vías de
suministro de gas, especialmente tras el fracaso del proyecto europeo
"Nabucco", cuyo objetivo era justamente proveer a Europa de gas del mar
Caspio para reducir la dependencia de Rusia.
Fischer defendió
también la visita de Putin, argumentando que Austria es un "miembro
leal" de la UE que aboga por el diálogo como única vía para solventar
los conflictos.
Por eso, puso en cuestión la efectividad de
las sanciones impuestas a Rusia por la UE y Estados Unidos y reclamó que
también Ucrania, y no sólo Rusia, ponga de su parte para encontrar una
salida a la crisis.
Fischer explicó que, en su encuentro con
Putin, sacó a relucir el parecer de la UE de que la anexión rusa de
Crimea fue contraria a la legalidad internacional y también abordó el
tema de los derechos humanos en Rusia.
Al respecto, Putin se
refirió a los "clichés" que existen sobre su país y los homosexuales,
tras lo que aseguró que en Rusia la orientación sexual no está sometida a
ningún castigo penal.
Precisamente en contra de las leyes
homófobas rusas hubo hoy algunas protestas por parte organizaciones de
derechos humanos, que congregaron a cientos de personas en el centro de
Viena.
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