La "guerra del gas" entre Rusia y Ucrania
entrará en una nueva fase el próximo lunes, cuando el gigante ruso
Gazprom rescinda el contrato por el que emplea los depósitos
subterráneos en territorio ucraniano para almacenar el gas que exporta a
Europa.
Tras la decisión rusa de cerrar el grifo del gas a su
vecino del sur desde el pasado día 16 por impago, el conflicto dará una
nueva vuelta de tuerca el 23, ya que desde ese día Gazprom prescindirá,
además, de utilizar los depósitos ucranianos, lo que podría poner en
peligro el suministro a terceros países.
La compañía Naftogaz
Ukraini señaló en un comunicado que Gazprom Export le comunicó un día
después de cortar el suministro a Ucrania su intención de rescindir el
contrato vigente con su filial Ukrtransgaz.
Según este
acuerdo, suscrito en 2010, en caso de un aumento brusco del consumo
diario por parte de los consumidores europeos, Naftogaz compensaría ese
déficit a cuenta de sus reservas, y la parte rusa pagaría después por
estos servicios.
La compañía ucraniana culpó a la parte rusa
de las posibles consecuencias que podría haber para los compradores
europeos si Ucrania encuentra dificultades para formar reservas del
combustible azul, y señaló que "no hay bases económicas" que justifiquen
esta rescisión.
"Todos los inviernos hemos utilizado gas de
los depósitos subterráneos para compensar los picos de consumo en
Europa, pero con la ruptura del contrato no podremos utilizar ese
mecanismo", señaló una fuente de Naftogaz al diario Kommersant.
"Esto podría llevar a un corte del suministro y a que se acuse a
Ucrania de no cumplir sus compromisos para el tránsito", agregó la
fuente.
En la actualidad, Rusia suministra a los países de la
Unión Europea el 39 por ciento de sus necesidades de gas, y a través del
sistema de gasoductos de Ucrania circulan 185 millones de metros
cúbicos al día.
Aunque el contrato entre las filiales no es de
gran envergadura financiera, sí es importante desde el punto de vista
técnico para garantizar el tránsito.
La nueva medida se
produce en medio de la parálisis de las negociaciones entre Moscú y Kiev
con mediación de la UE, en las que no se logró alcanzar un acuerdo la
semana pasada ni sobre el pago de la millonaria deuda ucraniana a
Gazprom ni sobre el precio del gas.
"La situación no ha
cambiado en estos días. La posición de la parte rusa, tampoco: esperamos
el pago por el gas ruso", dijo ayer el ministro ruso de Energía,
Alexánder Novak, quien señaló que sólo después estarían dispuestos a
volver a la mesa de negociaciones.
Rusia cortó el suministro a
Ucrania al cumplirse sin éxito el plazo dado a Kiev para abonar 1.950
millones de dólares, parte de una deuda total de 4.500 millones de
dólares por recibos impagados, e introdujo el sistema de pago por
adelantado.
Moscú había ofrecido una rebaja de 100 dólares por
cada mil metros cúbicos de gas, lo que dejaría el precio actual en 385
dólares, pero Ucrania rechazó la oferta y se mostró finalmente dispuesta
a pagar 326 dólares, mientras la disputa se dirime en el Arbitraje de
Estocolmo.
El Gobierno ucraniano nacido de la revolución que
derrocó al régimen prorruso de Víktor Yanukóvich confirmó el corte del
suministro y precisó que Gazprom bombea únicamente el combustible que
exporta a sus clientes de la UE a través del territorio de Ucrania.
El ministro de Energía ucraniano, Yuri Prodan, aseguró que Kiev
garantizará "un tránsito seguro a los países europeos" y que el corte no
impedirá el abastecimiento de los consumidores ucranianos pues, dijo,
hay gas en los depósitos para mantenerse hasta diciembre.
Pero
el precedente de la última "guerra del gas", cuando en 2009 Ucrania se
apropió del combustible destinado a los clientes europeos tras el cierre
del grifo por parte de Moscú por impago llevó esta semana a Gazprom a
advertir a la Comisión Europea de "posibles problemas" en el tránsito
del gas si Ucrania vuelve a recurrir a esta medida.
"En caso
de que detectemos que el gas se queda en el territorio de Ucrania,
aumentaremos el bombeo (a Europa) por el Nord Stream y el Yamal-Europa",
dijo el presidente del consorcio ruso, Alexéi Miller, en alusión a los
gasoductos que pasan por el mar Báltico y Bielorrusia, respectivamente.
Kiev y Moscú han recurrido al Tribunal de Arbitraje de Estocolmo para resolver su disputa.
Rusia reclama casi 4.500 millones de dólares por impagos, mientras
que Ucrania exige la devolución de 6.000 millones por facturación
abusiva.
Pero Miller ha advertido de que Gazprom podría
presentar una nueva demanda en Estocolmo reclamando a Ucrania otros
18.000 millones de dólares por el gas que no empleó en 2012 y 2013, ya
que el contrato estipula una compra mínima anual.
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