El presidente ucraniano, Petró Poroshenko,
anunció hoy que declarará el alto de fuego unilateral y cesará
temporalmente la lucha armada contra los separatistas prorrusos en el
sureste de Ucrania para darles la oportunidad de deponer las armas e
incluso abandonar el país para evitar ser perseguidos.
El
presidente frenó con su anuncio la intención que tenía la Rada Suprema
(Parlamento) de Ucrania de votar hoy mismo una petición al jefe del
Estado para que declarara la ley marcial en Donetsk y Lugansk, las dos
regiones rebeldes declaradas independientes de Ucrania por sus líderes
insurgentes prorrusos.
La apuesta por dar una nueva
oportunidad a la paz llegó justo después de una conversación telefónica
entre Poroshenko y el presidente ruso, Vladímir Putin, la primera que
mantuvieron ambos mandatarios sin mediación de los líderes occidentales,
como había ocurrido durante la conmemoración del desembarco en
Normandía.
"Los presidentes de Ucrania y Rusia hablaron sobre
una serie de medidas prioritarias que deben ser aplicadas para lograr un
alto el fuego estable", declaró sobre esa conversación el portavoz del
jefe del Estado ucraniano, Sviatoslav Tsegolko.
Poroshenko,
que no precisó cuándo ordenará a sus tropas cesar las acciones
militares, indicó que el alto el fuego será breve, un período durante el
cual las formaciones armadas ilegales deberán deponer las armas y
abandonar el país si lo desean.
El ministro de Defensa
ucraniano, Mijaíl Koval, dijo a su vez que la decisión se tomará "en
apenas unos días" y subrayó que el Ejercito está a punto de completar la
condición imprescindible que esgrimió hace dos días el presidente para
el alto el fuego: restablecer el control de Ucrania en la frontera con
Rusia.
Las fuerzas gubernamentales han optado por crear un
colchón de unos 10-15 kilómetros de profundidad entre la frontera,
controlada parcialmente por los insurgentes, y el interior del país para
aislar de esta forma a los milicianos que se enfrentan a las tropas en
las inmediaciones de la demarcación estatal.
Ucrania quiere
acabar con todos los focos de resistencia en la frontera con Rusia,
recuperar todos los puestos de control fronterizo e impedir toda
posibilidad a que los separatistas reciban refuerzos o armas desde del
país vecino.
Tampoco parece que el alto fuego llegue antes de
la rendición total de Slaviansk, símbolo de la rebelión prorrusa que
estalló a mediados del pasado mes de abril, o la liquidación de los
milicianos que defienden esa ciudad, escenario de los combates más
cruentos desde casi dos meses y prácticamente abandonada por sus
habitantes.
"Lo estamos haciendo todo para cerrar Slaviansk en
un anillo. Avanzamos, estrechamos el cerco para liquidar a los
guerrilleros que se enfrentan con armas a los militares ucranianos",
dijo hoy Poroshenko.
El líder ucraniano quiere que su plan de
paz reciba "el apoyo de todos los participantes en los acontecimientos"
en el sureste del país, pero entre esos actores del conflicto no incluye
a los líderes rebeldes prorrusos y su entorno.
Poroshenko,
que mañana se reunirá con empresarios y políticos regionales de Donetsk y
Lugansk, no conversará ni negociará con gente "que ha asesinado a sus
compatriotas", dijo al respecto la representante nombrada ayer por el
presidente para la resolución del conflicto, la diputada Irina
Gueráschenko.
En cualquier caso, esos líderes de la rebelión respondieron hoy al presidente con la negativa de deponer las armas.
"Ya no creemos a Poroshenko. Su oferta para que depongamos las armas
es una triquiñuela táctica. Si la gente lo hace, empezará una nueva
operación de limpieza", dijo a las agencias rusas uno de los dirigentes
de la autoproclamada república popular de Donetsk, Miroslav Rudenko.
Por otro lado, Poroshenko aceptó hoy la dimisión presentada por el
fiscal general interino del país, Oleg Majnitski, y propuso a la Rada
cambiar al ministro de Exteriores, Andréi Deschitsa, quien profirió
graves insultos contra el presidente ruso.
La propuesta, que
llegó justo después de la conversación telefónica con el líder del
Kremlin, no gustó a muchos diputados del Parlamento, pero fue aceptada
de buen grado por el propio afectado, que alabó al candidato planteado
por el presidente para sustituirle, el viceprimer ministro Vitali
Yarema.
Deschitsa se sumó el pasado fin de semana a un grupo
de manifestantes frente a la embajada rusa en Kiev en una ofensiva
canción sobre el presidente ruso.
Tras el incidente, Moscú
dejó claro que no tratará con Deschitsa, a quien su homólogo ruso,
Serguéi Lavrov, llamó "un elemento marginal" a raíz de lo sucedido.
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