La interrupción del suministro de gas ruso
hacia Ucrania ha devuelto hoy la atención al problema de dependencia
energética que tiene la UE, pese a que Bruselas insiste en que la
situación "es mejor que en 2009", cuando otra crisis ruso-ucraniana del
gas llegó a afectar a varios Estados miembros.
Más del 50 % de
la energía que consume la Unión Europea (UE) se importa, lo que genera
una factura diaria de 1.000 millones de euros, según datos facilitados
por fuentes comunitarias.
Un tercio de las importaciones de
petróleo de la UE en 2013 procedieron de Rusia (33%), un 11 % de Noruega
y un 8 % de Arabia Saudí, y costaron 300.000 millones de euros,
mientras que Rusia también fue el principal abastecedor de gas (39 %),
seguido de Noruega (34 %) y Argelia (14 %).
Pese a que la
dependencia del petróleo es muy marcada en la UE, es la interrupción del
flujo de gas lo que resulta más problemático debido a la ausencia de
verdaderas vías alternativas a los gasoductos existentes para su
transporte.
Letonia, Lituania, Estonia, Finlandia, Eslovaquia y
Bulgaria dependen al 100 % de las importaciones de gas de Rusia,
mientras que República Checa y Austria también tienen un suministro de
gas demasiado concentrado, según el estudio sobre dependencia energética
presentado por la Comisión Europea (CE) en mayo.
"La
situación ha cambiado desde 2009. Ahora tenemos más interconexiones
entre Estados miembros, más opciones de flujo inverso, que permite que
el gas circule en dos direcciones (en los gasoductos)", señaló hoy la
portavoz de Energía de la CE, Sabine Berger, en la conferencia de prensa
diaria del organismo.
El Ejecutivo comunitario dice no tener
de momento datos oficiales que confirmen la interrupción y asegura que
el flujo de gas hacia la UE sigue siendo normal y no se ha activado el
mecanismo de alerta, al tiempo que confía en resolver el conflicto en
próximos contactos con Rusia y Ucrania.
Desde Santander
(España), el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, instó hoy a
Rusia y Ucrania a que acepten la solución propuesta por Bruselas para
solucionar su conflicto por el abastecimiento y el precio del gas ruso,
que Kiev considera excesivo.
Según este planteamiento, que
Kiev estaría dispuesta a aceptar, pero Moscú aún no ha valorado, Ucrania
pagaría primero 1.000 millones de dólares para saldar parte de su deuda
con Rusia por sus exportaciones de gas, y luego realizaría otros seis
pagos hasta finales de año.
Rusia cumplió este lunes con sus
amenazas de cortar el flujo de gas hacia Ucrania porque Kiev no ha
accedido a pagar antes de esta fecha los 1.950 millones de dólares que
le reclamaba por el gas ruso recibido en noviembre y diciembre de 2013 y
parte del de abril y mayo de este año.
Ucrania pedía que se
la aplicase un precio de 268,5 dólares por mil metros cúbicos del
hidrocarburo, que es lo que Rusia le cobraba hasta diciembre pasado, y
que Moscú elevó hasta los 485 dólares tras la caída del Gobierno de
Víktor Yanukóvich y el acercamiento del país a la UE.
La UE,
por su parte, planea realizar pruebas de resistencia para examinar la
situación exacta de los socios más expuestos de cara al invierno y tomar
medidas en consecuencia.
Además, el Grupo de Coordinación del
Gas -que reúne a expertos de los Veintiocho, la CE y la industria- se
reunirá esta semana para evaluar la situación actual.
Bruselas
ya alertó en mayo de que si Rusia cortaba el suministro de gas hacia la
UE en pleno invierno casi todos los socios comunitarios se verían
afectados, excepto España, Portugal y el sur de Francia, mientras que si
el corte viniese solo de Ucrania, principal país de tránsito de gas
ruso hacia territorio comunitario, los efectos serían menos severos.
La CE insiste, en cualquier caso, en que Rusia es la primera
interesada en que no haya una interrupción del suministro hacia
territorio comunitario porque la UE es su principal cliente.
Moscú, consciente de ello, acaba de cerrar un acuerdo de 400.000
millones de dólares con China para suministrarle 38.000 millones de
metros cúbicos de gas al año durante tres décadas a partir de 2018.
Sin embargo, en la actualidad el 52 % de los ingresos públicos de
Rusia proceden de la venta de gas y petróleo y de los impuestos
vinculados a la exportación, y de ese total el 70 % está directamente
relacionado con las exportaciones hacia la UE, según indicaron fuentes
comunitarias.
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