El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko,
ordenó hoy crear un corredor humanitario para permitir que la población
civil de las regiones de Donetsk y Lugansk pueda abandonar si lo desea
las zonas donde tienen lugar las acciones militares contra los
insurgentes prorrusos.
"A fin de no permitir nuevas víctimas
en las zonas de la operación antiterrorista, el presidente de Ucrania ha
encargado a las autoridades crear todas las condiciones necesarias para
la población civil que quiera abandonar" los lugares de combate, señala
un comunicado de la Presidencia.
Poroshenko, investido
presidente de Ucrania hace tres días, encargó al Gobierno organizar el
traslado de la población, garantizar la atención médica y desplegar
puntos de reparto de alimentos en las zonas de la operación militar.
Mientras, y a pesar de las recientes palabras del presidente sobre la
necesidad de "declarar un alto el fuego esta misma semana", los
combates continúan en las localidades de Slaviansk, Kramatorsk, Krasni
Limán, bastiones de la rebelión prorrusa contra Kiev en la región de
Donetsk.
Medios ucranianos informaron de la muerte esta
madrugada de unos 40 milicianos prorrusos en un fallido ataque de los
rebeldes a un puesto de la Guardia Nacional de Ucrania en las afueras de
Kramatorsk.
Los insurgentes reconocieron tan sólo tres
muertos en sus filas y denunciaron la muerte de varios ciudadanos
desarmados en Slaviansk en las últimas horas.
El propio
Poroshenko ha liderado en los últimos dos días varias reuniones del
grupo de contacto para el plan de paz para Donetsk y Lugansk, integrado
además por la emisaria de la OSCE para Ucrania, la suiza Haidi
Tagliavini, el embajador ruso en Kiev, Serguéi Zurábov, y el embajador
ucraniano en Alemania, Pavel Klimkin.
La creación de grupo de
contacto tripartito fue acordado el viernes en Normandía (Francia) por
Poroshenko y el presidente ruso, Vladímir Putin, que en un gesto de
buena voluntad, ha ordenado reforzar la vigilancia de la frontera entre
ambos países para evitar incursiones ilegales desde Rusia en territorio
ucraniano.
El plan de paz para las dos regiones rebeldes,
anunciado por el presidente ucraniano durante su investidura, contempla
el estatus regional para la lengua rusa, mayores competencias para las
regiones y una amnistía para aquellos milicianos que no hayan cometido
delitos de sangre.
Descarta, sin embargo, que el país sea
federal y la negociación con los líderes separatistas y su entorno, a
los que Kiev califica como terroristas y criminales.
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