El presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó ayer reforzar la vigilancia de la frontera con Ucrania para evitar
incursiones ilegales, según informó el Kremlin.
Putin impartió
esa orden al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) justo
después de la investidura en Kiev del presidente de Ucrania, Petró
Poroshenko, con el que mantuvo el primer contacto la víspera en
Normandía.
Ucrania ha denunciado en las últimas semanas que
mercenarios rusos, en concreto chechenes y cosacos, han cruzado la
frontera para sumarse a las milicias prorrusas que combaten a las
fuerzas gubernamentales en las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk.
Putin, que ha negado en numerosas ocasiones la participación rusa en
el conflicto en el este de Ucrania, saludó el viernes el plan de paz
propuesto por Poroshenko y su intención de poner fin de inmediato a los
combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes.
Al
respecto, Poroshenko propuso hoy durante su discurso de investidura
crear "un corredor para los mercenarios rusos que quieran regresar a sus
casas".
Kiev ha reconocido que ha perdido el control de una
parte de la frontera rusa en la región de Lugansk debido a la falta de
personal y a los continuos ataques por parte de los milicianos.
Según algunas fuentes, los separatistas, que quieren abrir la frontera
para ingresar en la Federación Rusa, controlarían en estos momentos más
de cien kilómetros de línea de separación entre ambos países.
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