La Unión Europea aseguró hoy que la puerta
sigue abierta si Ucrania desea un acercamiento con el bloque, pero
comenzó a hacer evidentes sus diferencias internas sobre cómo lidiar con
el país y sobre cuánto está dispuesta a exponer su relación con Rusia.
Los ministros de Exteriores de los Veintiocho buscaron hoy un tono
conciliador, dejando claro a Kiev que su oferta para un Acuerdo de
Asociación sigue en pie, sólo un día después de que la Comisión Europea
anunciase por sorpresa la suspensión de los contactos técnicos sobre la
eventual aplicación del pacto.
"Lo que el Consejo ha reiterado
es que las puertas de la asociación siguen abiertas", resumió al
término del encuentro el ministro español, José Manuel García-Margallo.
Esa línea fue la expresada por la mayoría de los países fuertes de la Unión, caso de Reino Unido, Francia o Alemania.
El ministro de Exteriores holandés, Frans Timmermans, llegó a
criticar abiertamente el anuncio hecho el domingo por el comisario
europeo de Política de Vecindad, Stefan Füle, sobre la cancelación del
diálogo con Kiev.
"No hay razón para suspender los contactos",
señaló Timmermans, que además atacó la forma elegida por Füle para dar a
conocer la noticia, a través de Twitter.
El anuncio de Füle
dejaba claro el malestar de Bruselas por la falta de claridad del
Gobierno ucraniano y la ausencia de un compromiso claro sobre su
voluntad de firmar el acuerdo.
El "doble discurso" del
presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich -que desató las protestas en el
país al suspender la firma prevista del acuerdo con la UE-, fue
criticado también por el ministro sueco de Exteriores, Carl Bildt, uno
de los más duros con Kiev y con el papel de Rusia en toda la crisis.
Suecia, junto a los países excomunistas del centro y este de Europa,
forma la línea dura en este asunto, que contrasta con la aparente calma
con la que han afrontado la crisis otros países.
Entre ellos,
España, cuyo ministro defendió hoy que corresponde sólo a Ucrania
decidir si quiere firmar el Acuerdo de Asociación y libre comercio con
la UE y que aseguró que la paciencia europea es "casi infinita".
García-Margallo y otros ministros insistieron en la necesidad de
preservar las buenas relaciones con Rusia, que se ha venido mostrando
muy crítica con el papel de la UE en Ucrania, un país que considera
dentro de su esfera natural de influencia.
El ministro de
Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, viajó hoy a Bruselas para reunirse con
sus homólogos europeos y, a su salida, se limitó a asegurar que ambas
partes están de acuerdo en que no se debe presionar a Kiev para que
elija un lado u otro.
Así, tanto Moscú como Bruselas trataron
de limitar los posibles daños de la crisis ucraniana para las relaciones
bilaterales, consideradas clave tanto política como económicamente,
después de varios cruces de acusaciones.
En las últimas
semanas la UE criticó las presiones del Kremlin sobre Yanukóvich,
mientras que Moscú hizo lo propio con los mensajes europeos dirigidos a
Ucrania.
"No creo que las relaciones entre la UE y Rusia vayan
peor. Somos socios estratégicos", defendió la jefa de la diplomacia
europea, Catherine Ashton.
El mensaje contrasta con el de
ministros como el sueco Bildt, quien aseguró que por fuerza el caso
ucraniano debe tener "un impacto", pues Rusia ha lanzado una "gran
campaña de propaganda basada en desinformación y, a veces, en claras
mentiras" en contra del acuerdo UE-Ucrania.
El británico
William Hague, mientras, reconoció "tensión" en las relaciones con
Moscú, pero defendió que la situación no tiene por qué terminar en un
gran desencuentro.
Aunque el estallido de la crisis política
en Ucrania las ha hecho mucho más evidentes, las tensiones entre la UE y
Rusia por la influencia en las repúblicas exsoviéticas del este de
Europa vienen de largo.
Moscú siempre ha visto con recelo el
proyecto de la Asociación Oriental, puesto en marcha por Bruselas para
buscar un acercamiento con Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia,
Moldavia y Ucrania, y ha hecho todo lo posible para apartar a esos
países de la UE.
Tras el portazo dado por Ucrania, a día de
hoy sólo Georgia y Moldavia parecen interesadas en perseguir la vía
europea, después de que Rusia lograse atraerse en los últimos meses a
Armenia.
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