La temporada operística del célebre Teatro La
Scala de Milán (norte de Italia) se inauguró hoy con la representación
de "La Traviata" que, bajo una estética moderna y cotidiana, suscitó
once minutos de aplausos a los actores y la batuta de Daniele Gatti, así
como abucheos para la dirección del escenógrafo ruso Dmitri
Tcherniakov.
La inauguración de esta mítica temporada lírica, a
la que acudieron autoridades como el presidente de la República
italiana, Giorgio Napolitano, o el presidente de la Comisión Europea,
José Durao Barroso, comenzó con un minuto de silencio coronado con un
sonoro aplauso en honor al difunto presidente y premio nobel sudafricano
Nelson Mandela.
Una inauguración que en Italia cobra mayor
relevancia este año por celebrarse los 200 años del nacimiento del autor
de esta obra, Giuseppe Verdi, padre espiritual de la Italia unificada y
autor también de óperas como "Nabucodonosor" (1842) o "Aida" (1871).
El melodrama en tres actos de "La Traviata" volvió a Milán, esta vez
bajo la delicada batuta del italiano Daniele Gatti y la puesta en escena
del afamado director ruso Dmitri Tcherniakov, que ha hecho una revisión
de este clásico teñida de cotidianeidad y lejos del clasicismo
original.
Después de entonar el himno de Italia, los
hiperagudos de la soprano alemana Diana Damrau, que encarnaba a la
protagonista, Violeta Valery, y la solemne voz del tenor polaco Piotr
Beczala, en el papel del enamorado Alfredo Germont, comenzaron a poblar
el fastuoso auditorio, uno de los templos de la lírica más importantes
del planeta.
Una ópera de tres horas y diez minutos que
culminó con un estruendoso aplauso a los actores y, sobre todo, al
italiano Daniele Gatti, responsable de dar una cuidada banda sonora al
texto de su paisano Giuseppe Verdi.
La visión del escenógrafo
ruso Dmitri Tcherniakov, abucheada al final de la representación,
dividió la opinión de los asistentes, que contemplaron cómo un clásico
al que están acostumbrados se despojaba de todo clasicismo para
presentarse mundano y con grandes dosis de cotidianeidad.
Mientras el presidente Giorgio Napolitano calificó la representación de
"fantástica" a la salida del Teatro de La Scala de Milán, el resto de
los asistentes se mostraron divididos.
El diseñador italiano
Giorgio Armani admitió su perplejidad ante la versión del escenógrafo
ruso y dijo que "esta Traviata me ha desilusionado".
"Hay
modernidad y modernidad, y ésta, en concreto, me ha gustado poco",
afirmó el modista quien, no obstante, admitió el "coraje" de
Tcherniakov.
Un coraje compartido por Daniele Gatti, quien
defendió a Tcherniakov de las críticas a su visión de la obra de Verdi y
dijo que "el director ha traído su idea del arte y yo apoyo esa idea
porque soy su compañero".
La mayor parte de los elogios fueron
para la "prima donna", la alemana Damrau, que fascinó al público con su
intepretación de Violeta, una sublime víctima de un amor terrible e
injusto.
Milán inicia así su esperada temporada operística,
que durante los próximos meses llevará al escenario de La Scala obras
como "El Trovador" (1853) y "Simón Boccanegra" (1881), ambas de Verdi;
"La escuela de los amantes" (1790), de Wolgang Amadeus Mozart, o
"Elektra" (1909), del alemán Richard Strauss.
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