Kiev y Moscú han iniciado negociaciones para
impulsar la cooperación bilateral y en las que se espera que las partes
estudien revisar el precio del gas ruso para Ucrania después de que ésta
renunciara a la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.
Una delegación ucraniana encabezada por el viceprimer ministro Yuri
Boiko llegó a Moscú "para mantener conversaciones sobre el desarrollo de
las relaciones bilaterales, también en materia de gas", según fuentes
diplomáticas ucranianas, citadas por medios rusos y ucranianos.
"A fin de seguir cooperando y para desarrollar las relaciones
económicas entre Rusia y Ucrania, tanto el primer ministro (de Ucrania)
como los presidentes (de ambos países) acordaron impulsar el trabajo en
distintos terrenos", dijo el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, al
inaugurar la reunión.
El jefe del Ejecutivo ruso subrayó que
Ucrania sigue siendo uno de los socios estratégicos principales de Moscú
al mismo tiempo que expresó su esperanza de que la reunión de hoy ayude
a "dar dinamismo a las cuestiones que quizás últimamente se hayan
estancado".
Medvédev no eludió hablar de las protestas que se
han producido estos días en Kiev a raíz de la renuncia a la Asociación
con la UE.
"Seguimos atentamente lo que ocurre en su país. Es
un asunto interno de Ucrania, pero es muy importante que haya orden y
estabilidad", dijo a Boiko.
Mientras, los medios ucranianos
informaron de que otra delegación de altos cargos ucranianos se
desplazaría a Bruselas hoy para "confirmar la orientación de Kiev hacia
la Unión Europea", información que la diplomacia de la UE no ha
confirmado.
Ucrania, escenario de protestas indefinidas contra
la renuncia del Gobierno a asociarse con la Unión Europea, se ve entre
la espada y la pared, sin poder aparentemente elegir entre Rusia y
Occidente.
El presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, quien
asegura estar dispuesto a acercarse a la UE, se negó en el último
momento a firmar el Acuerdo de Asociación con los Veintiocho en la
cumbre de Vilna, lo que ha provocado la indignación de la oposición, la
decepción de la UE y la satisfacción del Kremlin.
Rusia amenazó con imponer barreras al comercio ucraniano para proteger su mercado en caso de que Kiev firmara el documento.
Mientras, Yanukóvich ha cifrado en 160.000 millones de euros la ayuda
que Ucrania necesitaría de Bruselas para compensar las pérdidas
ocasionadas para adecuar su legislación y su industria a los estándares
europeos.
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