Los servicios de emergencia letones
concluyeron hoy la operación de rescate en el edificio comercial
"Máxima", en el centro de Riga, cuyo derrumbe parcial el pasado jueves
causó 54 muertos.
El primer ministro letón, Vladis
Dombrovskis, anunció que la tragedia, una de las peores en la historia
contemporánea del pequeño país báltico, será investigada a fondo y los
responsables, incluidos los políticos, no quedarán impunes.
"En este caso no puede no haber culpables", aseveró Dombrovskis en
declaraciones a la televisión pública letona, que exigió a las
autoridades que acudan a expertos internacionales para que la sociedad
no tenga ninguna duda de la objetividad de la investigación.
Las autoridades han apuntado a las obras de ajardinamiento en la azotea
del centro comercial como una de las causas más probables de los dos
derrumbes casi consecutivos que sufrió el edificio, inaugurado hace
menos de dos años.
Tampoco se descarta la mala calidad de la obra inicial del edificio como motivo de la tragedia.
La policía ha interrogado ya a más de cien personas, entre ellos
obreros y arquitectos responsables de la obra que llevaba a cabo la
misma empresa que había construido el centro comercial.
Los
servicios de emergencias han trabajado sin descanso durante más de 72
horas para rescatar a posibles supervivientes en unas condiciones de
gran riesgo para sus propias vidas.
De hecho, tres miembros
del equipo de rescate murieron mientras trataban de quitar los escombros
pocas horas después del primer derrumbe, cuando el techo del centro
comercial volvía a desplomarse.
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