El portazo dado por Ucrania a la Unión
Europea con su "no" a la firma de un Acuerdo de Asociación negociado
durante años amenaza con ser el golpe definitivo a la estrategia de los
Veintiocho para el Este de Europa, donde el bloque compite con Rusia por
ganar influencia.
Puesta en marcha en 2009, la llamada
Asociación Oriental nació con el objetivo de atraer hacia Europa a
varias repúblicas exsoviéticas a las que, de entrada, no se les ofrecía
la vía de la adhesión.
El plan de Bruselas pasaba por
estrechar lazos políticos y económicos con Armenia, Azerbaiyán,
Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania, ofreciéndoles importantes
ayudas financieras y facilidades para sus ciudadanos y empresas, como la
eliminación de los visados.
A cambio, la UE reclamaba
progresos hacia el modelo europeo de democracia, Estado de derecho y
respeto de los derechos humanos.
Cuatro años después, sin
embargo, el balance de esa estrategia no resulta muy esperanzador, pues
sólo Georgia y Moldavia parecen interesadas en perseguir la vía europea.
Bielorrusia, con Alexandr Lukashenko aún al frente, tiene unas
relaciones prácticamente inexistentes con la UE, que mantiene sanciones
contra el Gobierno de Minsk por su persecución de la oposición y la
situación de los derechos humanos en el país.
Azerbaiyán, por
su parte, no está interesado en estrechar su relación con la UE mucho
más allá de la venta de energía, mientras que Armenia dio el pasado
octubre otro portazo a Europa, al rechazar por sorpresa la firma de un
Acuerdo de Asociación y anunciar que se sumará a la Unión Aduanera rusa.
Así, Ucrania -el país más grande de la región, con una posición
estratégica y con importantes recursos naturales- se había convertido en
la gran esperanza europea y en una prueba de fuego para sus
aspiraciones en la región.
El objetivo, sobre todo de
Lituania, que lo había convertido en el gran hito de su presidencia
semestral, era poder firmar un ambicioso acuerdo político y de libre
comercio con Kiev la próxima semana, en la tercera cumbre de la
Asociación Oriental que se celebrará en Vilna.
Tras el "no"
ucraniano, Bruselas no ha escondido su "decepción", aunque ha preferido
mantener una mano tendida de cara al futuro.
"Creemos que la
firma del Acuerdo de Asociación, que es el más ambicioso que se ha
ofrecido nunca a un no-miembro, ofrecería el mejor apoyo posible a las
reformas de Ucrania y de cara a construir un futuro estable y próspero",
aseguró hoy la portavoz comunitaria de Exteriores, Maja Kocijancic.
La portavoz se mostró confiada además en la presencia del presidente
ucraniano, Víctor Yanukóvich, en Vilna y subrayó que la cumbre ofrecerá
varios progresos tangibles a pesar de que no se firme el acuerdo con
Kiev.
Aunque rara vez admitido públicamente, el temor a que el
Gobierno de Yanukóvich terminase optando por el bando ruso sí había
sido manifestado en numerosas ocasiones por fuentes diplomáticas.
En las últimas semanas, sin embargo, el debate se había centrado
principalmente en si la UE aceptaría la firma del acuerdo, para el que
había puesto como condición progresos en la lucha contra la justicia
selectiva y, sobre todo, un arreglo para el caso de la encarcelada ex
primera ministra y líder opositora Yulia Timoshenko.
Los
Veintiocho han invertido mucho durante los últimos meses para asegurar
la liberación de la proeuropea Timoshenko, uno de los grandes rostros de
la "Revolución Naranja" de 2004, y cuyo futuro sigue en el aire.
Pero la decisión de Ucrania va a priori mucho más allá de la batalla
personal entre Yanukóvich y Timoshenko, pues puede suponer un paso
geopolítico trascendental y una demostración de que Rusia no se dejará
arrebatar fácilmente su esfera de influencia.
"El Gobierno de
Ucrania se arrodilla de pronto ante el Kremlin. Las políticas de presión
brutales evidentemente funcionan", denunciaba en su cuenta en Twitter
el ministro sueco de Exteriores, Carl Bildt, uno de los más activos en
los contactos con Ucrania.
Queda por ver si realmente las
angustias económicas de Kiev han sido únicamente la clave a la hora de
optar por Moscú o si la oferta que los Veintiocho hacen a sus vecinos no
es lo suficientemente atractiva y debe ser revisada.
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