Nadezhda Tolokónnikova, integrante del grupo "punk" ruso Pussy Riot que cumple una condena de dos años de cárcel, va a ser trasladada a un penal en Siberia, aseguró su marido, Piotr Verzílov.
"Hoy hemos recibido la información de que, con una probabilidad del 90 por ciento, Nadezhda está siendo trasladada al penal IK-50, que se encuentra en el pueblo Nizhni Ingash, en la región de Krasnoyarsk"
Dicho lugar de reclusión se encuentra en Siberia, a unos 4.400 kilómetros de Moscú.
Antes, el defensor del pueblo ruso, Vladímir Lukin, había informado
de que Tolokónnikova estaba en proceso de traslado a una nueva prisión.
Sin embargo, la portavoz de los servicios penitenciarios de
Krasnoyarsk, Ekaterina Brotsman, aseguró a Interfax que la integrante de
Pussy Riot no se encuentra en estos momentos en ninguna de las dos
colonias para mujeres de esa región.
Señaló que actualmente
sólo existen dos penales de régimen común para mujeres en Krasnoyark,
IK- 50 y IK-22, y que en ambos funcionan talleres de costura, como el
que hay en la prisión de la república de Mordovia donde ha cumplido su
condena hasta ahora la opositora rusa.
El pasado 21 de octubre
se informó de que iba a ser trasladada a otro penal, después de haber
llevado a cabo una huelga de hambre en protesta por las condiciones de
vida de la cárcel.
De acuerdo a la legislación rusa, el nuevo
lugar de reclusión de cualquier presa debe ser comunicado, al menos, a
uno de sus familiares en el momento de su llegada a la nueva cárcel.
Tolokónnikova, de 23 años y madre de un niño de 5, había denunciado
en una carta abierta los abusos, malos tratos y torturas a los que son
sometidas las internas en la cárcel de Mordovia donde estaba recluida.
Tolokónnikova, María Aliójina y Yekaterina Samutsévich, las tres
integrantes de Pussy Riot -ésta última en libertad condicional desde
octubre del año pasado- fueron condenadas a dos años de cárcel por
"gamberrismo motivado por odio religioso", tras escenificar en febrero
de 2012 una plegaria "punk" en el principal templo ortodoxo ruso, en
Moscú.
Las Pussy Riot mantienen su inocencia e insisten en que
su acción en la catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines
políticos y no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.
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