Rusia manifestó hoy que la mayor parte del
arsenal químico de Siria debería ser destruido fuera del territorio de
ese país árabe, tras las consultas mantenidas con Sigri Kaag,
coordinadora de la misión de la ONU y la Organización para la
Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
"Hay muchos factores
a favor de que la mayoría de las sustancias tóxicas en poder de Siria
sean transportadas fuera de sus fronteras", dijo Serguéi Riabkov,
viceministro de Exteriores ruso, citado por las agencias locales.
En ese caso, agregó, "surge la necesidad de garantizar el transporte,
la consolidación y la seguridad en todas las fases y, naturalmente, la
consiguiente destrucción de esas sustancias químicas fuera de las
fronteras de Siria".
Riabkov y Kaag expresaron su satisfacción
por el fin de la primera fase de destrucción de las plantas de
producción y equipamiento del arsenal químico sirio, y elogiaron la
cooperación mostrada por Damasco.
"Ahora comienza la fase
crucial, la desmilitarización química. Durante esta fase se deben
almacenar las principales reservas de precursores en las zonas
fronterizas de Siria y proceder a su traslado fuera del país", reza el
comunicado de la Cancillería rusa.
El siguiente paso sería "la
destrucción (del arsenal químico) en un tercer país, que debe dar su
beneplácito a la OPAQ y a las autoridades sirias", añade.
Riabkov se mostró convencido de que, de no mediar provocaciones por
parte de las fuerzas antigubernamentales, el arsenal químico sirio
estará bajo el control de la comunidad internacional antes de la segunda
mitad de 2014.
Por su parte, la diplomática holandesa aseguró
que el plan de destrucción de las armas químicas está siendo
consensuado por Siria, Rusia y EEUU, y debe ser aprobado el próximo 15
de noviembre por el consejo ejecutivo de la OPAQ.
El proceso
de destrucción acordado con Siria establecía dos fases: una en la que
debían eliminarse las instalaciones de producción de armamento químico
antes de principios de noviembre, que es la que ha concluido ayer, y
otra que permitiría acabar con todas las armas existentes durante el
primer semestre de 2014.
Una misión conjunta de la OPAQ y la
ONU se desplazó a Siria el pasado 1 de octubre con el objetivo de
proceder al desarme químico, tras el acuerdo alcanzado en septiembre
entre Moscú y Washington para evitar una intervención militar
estadounidense en Siria.
El presidente Bachar al Asad ha
reconocido que el régimen sirio se hizo con las armas químicas en la
década de 1980 para estrechar la brecha tecnológica que existía con
Israel, pero que dejó de producir ese armamento a mediados de los
noventa.
Se calcula que Siria tiene unas 1.000 toneladas de
armas químicas, por lo que su control, transporte y destrucción total
implica un proceso largo, según Naciones Unidas
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