Los "niños de la guerra" han remitido una
carta al presidente ruso, Vladímir Putin, para evitar el cierre del
histórico Centro Español debido al aumento del alquiler ordenado por el
Ayuntamiento de Moscú.
"Estamos alarmados. Los dos últimos
años ya los acabamos con mucha dificultad, pero ahora con ésta subida,
si nadie lo remedia, nos veremos obligados a cerrar", aseguró hoy a Efe
Enrique Alonso, secretario del centro.
Alonso señaló que el 16
de octubre el centro recibió un aviso del departamento de Patrimonio
Municipal de la capital rusa en el que se le informaba sobre el aumento
del alquiler de los actuales 646.000 rublos (casi 15.000 euros) al año,
hasta los 1,2 millones de rublos (casi 29.000 euros).
"En ese
mismo aviso nos dicen que tenemos que pagar ese alquiler (de manera
retroactiva) desde enero del año corriente, y estamos en el décimo mes",
destacó.
El secretario recordó que llevan ya casi tres años
sin recibir ninguna subvención de España y que sobreviven gracias a las
cuotas de los socios y a las pequeñas donaciones que llegan de los
simpatizantes que desean que el centro siga funcionando.
"¿De
dónde vamos a sacar 1,2 millones de rublos? No tenemos ese dinero. Con
lo que recaudamos ya no damos abasto. El poder adquisitivo de la gente
baja. Unos pagan la cuota de 5.000 rublos (casi 120 euros), pero otros
renuncian porque ya no pueden pagar", lamenta.
Hasta ahora los
aumentos de alquiler eran asumibles para el Centro Español, con el que
el ayuntamiento moscovita siempre ha tenido un trato de favor, ya que
los precios de mercado de un céntrico local de esas características son
astronómicos.
El espacioso local del centro, que se encuentra
no lejos de la Plaza Roja, frente a la estación de metro Kuznetski Most,
fue cedido en 1965 por las autoridades soviéticas al Partido Comunista
Español (PCE).
Parada obligatoria para todos los presidentes
españoles de la democracia, el local incluye un bar y un salón de actos,
donde se imparten clases de español, baile y coros.
El martes
se reúnen las mujeres y el viernes los hombres, que brindan por la
"patria perdida", juegan a las cartas y al dominó, y se ríen de los
achaques de la edad.
El presidente del Centro, Francisco
Mansilla, que se encuentra ahora ingresado en el hospital, propuso en su
momento al Gobierno español que comprara el local, ya que si desaparece
el Centro Español "desaparecerán también los 'niños de la guerra'".
De los 3.000 "niños de la guerra" civil española acogidos en su día
por la Unión Soviética, en Rusia quedan 105 personas (61 en la capital,
16 en la región de Moscú y 28 en otras ciudades).
Según
Alonso, en la carta remitida a Putin y en las también enviadas al
alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, y al departamento de Patrimonio
Municipal, los "niños de la guerra" propusieron dos alternativas.
"La primera es dejar el alquiler como estaba. La segunda, que es la
ideal y más justa, es que se nos aplique un alquiler simbólico, como al
Circo Nikulin, ya que estamos cumpliendo una misión cultural y pública",
precisó.
Al alquiler se suman los altísimos gastos de
comunidad y la retribución del personal, mientras los "niños" de más de
80 años que gestionan el centro trabajan gratis.
Alonso
descarta la posibilidad de encontrar otro lugar más barato, ya que,
dados los desorbitados precios de Moscú, el nuevo local tendría que
desplazarse a las afueras, lo que haría imposible la labor del centro,
que cuenta con centenares de socios.
El centro se propone
"seguir fortaleciendo la amistad entre España y Rusia, para seguir
educando a los jóvenes en un espíritu integrador, y propagar la cultura y
el idioma españoles", aseguró.
"No estamos con los brazos
cruzados. Participamos activamente en el Año Dual y realizamos una
actividad cultural por el bien de ambos pueblos y de los 'niños de la
guerra' y de sus familias", dijo.
En un intento de encontrar
una salida al problema, la embajada de España realiza gestiones con los
Ministerios de Exteriores y de Empleo rusos, además de haberse puesto en
contacto con el ayuntamiento de Moscú, según informaron hoy mismo a Efe
fuentes diplomáticas españolas.
El tiempo corre, ya que el
ayuntamiento le ha dado de plazo al centro hasta el 5 de noviembre para
saldar sus deudas, de lo contrario será multado, lo que incrementará las
tribulaciones de los "niños de la guerra".
Miles de personas
de todas las edades subieron desde la década de 1960 la empinada
escalinata de la tercera planta del edificio del centro para reunirse
con la comunidad española, estudiar su idioma y su cultura, aprender a
bailar flamenco y combatir la nostalgia.
Los octogenarios
"niños de la guerra" insisten en que no quieren dejar este país porque
"han echado raíces y tienen a sus hijos y nietos en Rusia" y que el
centro es como "un pedazo de nuestra patria en Rusia, instalado en el
centro de Moscú".
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