Georgia vive hoy la jornada de reflexión
previa a las elecciones presidenciales del domingo, en las que Gueorgui
Margvelashvili, candidato de la coalición gobernante Sueño Georgiano, se
perfila como claro favorito a la victoria.
La propaganda
electoral ha quedado prohibida a partir de la medianoche en todo
territorio del país caucasiano, tal y como señala la legislación.
En los comicios participan un número récord de candidatos: son 23 los aspirantes a la Presidencia.
Cerca de 3,5 millones de georgianos están convocados a las urnas en
unos 3.655 lugares de votación para determinar quién regirá los destinos
en Georgia en los próximos cuatro años.
Además, otros 52 colegios electorales abrirán mañana sus puertas fuera del territorio georgiano, en 44 ciudades de 37 países.
La excepción es Rusia, con quien Georgia lleva 5 años sin mantener
relaciones diplomáticas después de que Moscú reconociera la
independencia de las separatistas repúblicas de Osetia del Sur y Abjasia
a raíz de la guerra en 2008 entre ambos países por el control de éstas.
19.746 observadores locales de 65 organizaciones y 1.241 de 60
instituciones internacionales han sido acreditados hasta el momento para
seguir las elecciones.
Todas las encuestas indican que
Margvelashvili ganará los comicios con mayoría absoluta, muy por delante
de David Bakradze, el candidato del Movimiento Nacional Unido (MNU) que
lidera el actual presidente, Mijaíl Saakashvili.
"Se puede
decir que con estas elecciones Georgia pone fin a la etapa de desarrollo
postsoviético que le causó muchos problemas", dijo a Efe
Margvelashvili, licenciado en filosofía de 44 años.
"A lo
largo de todos esos años la política bloqueaba el desarrollo económico y
cultural. Supongo que Georgia inicia una época de una verdadera
orientación hacia Europa, de una cultura política europea", agregó.
Con anterioridad, se mostró convencido de que ganaría los comicios:
"Puedo obtener entre el 70 y 75 por ciento. La inauguración se celebrará
20 días después de las elecciones, es decir, el 17 de noviembre y será
entonces cuando representaré al país en la cumbre de la Asociación
Oriental en Vilna".
Las elecciones del 27 de octubre marcarán
la culminación de la transición del sistema político georgiano de uno
presidencialista a uno presidencialista-parlamentario, que contará con
un primer ministro de amplios poderes nombrado por el Parlamento.
Según esta reforma constitucional, aprobada en 2011, el nuevo jefe
del Estado desempeñará funciones representativas, pero conservará el
mando supremo de las fuerzas armadas y la facultad de decretar el estado
de excepción y de disolver el parlamento en caso de que éste no logre
nombrar al primer ministro.
Los comicios, además, pondrán fin a
la cohabitación en el poder, como la que vive Georgia desde octubre de
2012, cuando Sueño Georgiano, liderado por el multimillonario Bidzina
Ivanishvili, el actual primer ministro, derrotó en la parlamentarias al
MNU de Saakashvili.
Otra intriga que marca las elecciones de
mañana es quién será el nuevo primer ministro, pues Ivanishvili ha
declarado que no continuará al frente del Gobierno por considerar que ha
cumplido su misión de encarrilar el país hacia un modelo democrático de
desarrollo.
La coalición Sueño Georgiano llega a la cita de
las urnas con logros importantes para el electorado, como la reanudación
de las exportaciones a Rusia, sometidas a embargo desde 2006, pese a
que Tiflis y Moscú no han reanudado relaciones diplomáticas.
Margvelashvili y sus correligionarios insisten en que los conflictos con
Osetia del Sur y Abjasia deben ser resueltos por la vía pacífica y que
la mejor manera de conseguirlo es construir una Georgia floreciente para
que esas regiones quieran volver a ella.
En política exterior y materia de seguridad, los únicos referentes de Sueño Georgiano son la Unión Europea y la OTAN.
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