Nadezhda Tolokónnikova, integrante del grupo
punk ruso Pussy Riot, condenada a dos años de prisión, será trasladada a
otra prisión por cuestiones de seguridad, informaron hoy los servicios
penitenciarios rusos.
"A raíz de la solicitud (...) de la
condenada Tolokónnikova en la que pide garantizar su seguridad, hemos
tomado la decisión de trasladarla de (la prisión) IK-14 de la república
Mordovia a otro penal", informó un portavoz de los servicios
penitenciarios, citado por agencias rusas, sin especificar el lugar
adonde irá.
Pocas horas antes, la prensa rusa informó de que
Tolokónnikova había reanudado hoy su huelga de hambre alegando que las
autoridades rusas incumplieron su promesa de trasladarla a otro penal.
Según su marido, Piotr Verzílov, Tolokónnikova fue trasladada anoche
del hospital en que se hallaba en tratamiento al mismo penal en que
estaba antes de ser hospitalizada tras una huelga de hambre en protesta
por las condiciones de reclusión.
El pasado 23 de septiembre,
la chica denunció en la prensa rusa graves casos de violencia en la
prisión IK-47 de Mordovia, donde cumple una pena de dos años, y se
declaró en huelga de hambre.
Poco después fue trasladada a una
celda de aislamiento por cuestiones de seguridad, tras denunciar
amenazas de muerte, y más tarde a la enfermería del penal.
En
su carta, Tolokónnikova, de 23 años y madre de un niño de 5, denunció
los abusos, los malos tratos y las torturas a los que son sometidas las
internas y también denunció amenazas de muerte por parte de la
administración de la cárcel.
Tras ocho días de huelga de
hambre, el pasado 1 de octubre, Tolokonnikova suspendió su protesta tras
la mediación del defensor del Pueblo ruso, Vladímir Lukín.
Tolokónnikova, María Aliójina y Yekaterina Samutsévich, ésta última en
libertad condicional desde octubre del año pasado, fueron condenadas a
dos años de cárcel por "gamberrismo motivado por odio religioso" tras
escenificar en febrero de 2012 una plegaria punk en el principal templo
ortodoxo ruso.
Las Pussy Riot mantienen su inocencia e
insisten en que su acción en la catedral de Cristo Salvador de Moscú
tenía fines políticos y no estaba dirigida contra los creyentes
ortodoxos.
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