El presidente ruso, Vladímir Putin, visita
hoy las zonas afectadas por las inundaciones en el extremo oriente del
país, que ya arruinaron más de 600.000 hectáreas de cultivos.
"Lo que no nos mata nos hace más fuertes. Yo sé que habéis luchado
valientemente por vuestra cosecha y vuestro ganado pero un desastre
natural es un desastre natural. Nuestra tarea es minimizar los daños",
dijo el mandatario ruso en una reunión con representantes del sector
agrícola de la región de Amur, según las agencias rusas.
Algunos granjeros han denunciado que no cuentan con el apoyo de los
bancos, a los que se ven obligados a pagar intereses pese a que sus
haciendas han sido arruinadas por las inundaciones.
"Sberbank
(la mayor entidad financiera en Rusia) me concedió un crédito. Si
Rosseljozbank por lo menos hace algunas declaraciones en apoyo a los
granjeros, Sberbank guarda silencio", lamentó un granjero citado por la
agencia Interfax.
Mientras, el gobernador de la región de
Amur, Oleg Kozhemiako, informó de que las autoridades han formado 191
comisiones para evaluar los daños ocasionados por el desastre y que
alrededor de 3.000 edificios ya han sido inspeccionados con ese
objetivo.
Además, añadió, unas 2.300 familias afectadas han
recibido compensaciones y unas 4.000 ya han formalizado la documentación
necesaria para obtenerla.
El Ministerio de Agricultura elevó
hoy su evaluación de los daños, de 10.500 millones de rublos (cerca de
300 millones de dólares) a 11.200 millones (unos 333 millones).
Las regiones más afectadas por las riadas son las del Amur y
Jabárovsk, ambas fronterizas con China, donde han tenido que ser
evacuadas más de 20.000 personas.
Pese a la gravedad de las
inundaciones, provocadas principalmente por la crecida del río Amur, las
autoridades rusas no han informado de víctimas del desastre natural.
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