Veintidós años después de su independencia de
la Unión Soviética, Ucrania continúa dividida ante una elección
histórica: su asociación con la Unión Europea o el retorno al redil de
Rusia.
Todas las encuestas señalan que la mayoría de los
ucranianos se pronuncian a favor de la integración del país en la Unión
Europea, pero no es una opción que goce de respaldo abrumador.
Según el Centro de Estudios Razumkov, a favor del vector europeo de
integración se manifiesta el 42 % de los ucranianos, mientras que el 31 %
prefiere que Ucrania se sume a la Unión Aduanera que lidera Rusia y de
la que forman parte otras dos antiguas repúblicas soviéticas, Kazajistán
y Bielorrusia.
El 13,3 % de los encuestados considera que el
país debe mantenerse al margen tanto de la UE y como de la Unión
Aduanera, mientras el 13,7 % no tiene opinión sobre el particular.
Las autoridades ucranianas han anunciado su disposición a firmar un
acuerdo de asociación y un tratado global de libre comercio con la Unión
Europea, en la Cumbre de la Asociación Oriental que se celebrará en
Vilna en noviembre próximo.
Sin embargo, la UE aún tiene
reticencias y espera que Ucrania cumpla con todos los criterios
necesarios para la firma de dichos documentos, en particular en lo que
se refiere a una profunda reforma de su sistema judicial, que impida la
aplicación selectiva de la ley.
La situación de la ex primera
ministra y líder opositora Yulia Timoshenko, en prisión desde hace dos
años tras ser declarada culpable de "abuso de poder" por autorizar la
firma de unos contratos gasísticos con Rusia, es para la UE un caso
flagrante de dicha selectividad a la hora de aplicar la justicia.
La cada vez mayor aproximación de Ucrania a la Unión Europea causa
escozor en Moscú, que ha advertido al Gobierno de Kiev de que la firma
de un tratado de libre comercio con la UE repercutirá negativamente en
el comercio con la Unión Aduanera.
El presidente de Rusia,
Vladímir Putin, advirtió este jueves de que la Unión Aduanera podría
verse obligada a adoptar "medidas de protección" en el caso de que
Ucrania liberalice su comercio con la Unión Europea.
Su asesor
en materias económicas, Serguéi Gláziev, ha declarado que el europeísmo
de la clase política de Ucrania no está en consonancia con el sentir de
sus ciudadanos y se debe a un "encargo antirruso".
"Millones
de trabajadores de la industria con la que cooperamos y que está unida a
Rusia por miles de vínculos quieren el ingreso de Ucrania en la Unión
Aduanera", dijo Gláziev en una entrevista con el periódico ucraniano
"Vesti".
Según el asesor de Putin, aquellos que se oponen a la
entrada de Ucrania en la Unión Aduanera son "los numerosos politólogos y
expertos que durante los últimos veinte años han vivido de las
subvenciones europeas y estadounidenses".
Para Gláziev, en los
últimos años en Ucrania "ha surgido toda una generación de diplomáticos
y burócratas que por motivos ideológicos cumplen un encargo antirruso".
La presión rusa sobre Ucrania no se limita al ámbito de la retórica:
la semana pasada, Rusia prácticamente bloqueó las exportaciones
ucranianas mediante la introducción de revisiones aduaneras exhaustivas.
La patronal de Ucrania denunció que estas acciones amenazaban con
paralizar completamente los suministros de mercancías ucranianas al
mercado ruso y solicitó la intervención del Ejecutivo para solventar el
conflicto.
En Moscú, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev,
aseguró que no hay ninguna directriz del Gobierno para endurecer los
controles en la frontera con Ucrania y atribuyó la decisión al Servicio
Federal de Aduanas.
Estas y otras disputas comerciales
bilaterales serán abordadas por el jefe del Gobierno ucraniano, Nikolay
Azárov, en las conversaciones que mantendrá con su homólogo ruso en
Moscú el próximo lunes.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: