La agencia de medición de riesgo Fitch
confirmó hoy la calificación de deuda de Rusia en divisa nacional y
extranjera al nivel BBB, al tiempo que mantuvo el pronóstico "estable".
Además confirmó la emisión de deuda (IDR) de Rusia a corto plazo en
divisa extranjera al nivel F3 y el techo de nota de país en BBB+, según
un comunicado de la agencia.
La agencia de calificación
argumenta la nota con una serie de factores positivos que refleja la
economía rusa a pesar de que su crecimiento se ha ralentizado en los
últimos meses, de manera que el Ministerio de Economía ruso ha revisado a
la baja sus previsiones de crecimiento del PIB.
Fitch destaca
una balanza por cuenta corriente con saldo positivo y un volumen de
deuda pública de apenas el 10,4 por ciento del PIB, el más bajo entre
todos los países con la nota BBB.
Los expertos también
destacan que las reservas internacionales del Banco Central ruso
ascienden a más 500.000 millones de dólares, lo que representa el 24 por
ciento del PIB, mientras que los fondos de estabilidad nacionales suman
otros 171.000 millones de dólares (8,5 por ciento del PIB).
De esta manera, las reservas de Rusia son un colchón capaz de proteger
la economía del país de los vaivenes y las circunstancias externas,
según Fitch.
En cambio, los expertos de la agencia indican que
la ralentización del crecimiento ha señalado a problemas estructurales
de la economía rusa y a la falta de reformas necesarias para garantizar
la buena marcha económica.
La nota de Fitch coincide con la
calificación otorgada a finales junio a Rusia por otra agencia, Standard
& Poor's (S&P), que también mantuvo la nota de deuda rusa en
BBB con pronóstico estable.
La agencia estadounidense observó
que a pesar de los buenos datos económicos del país, una serie de
factores impiden que la solvencia del Estado reciba una mayor
calificación.
S&P explicaba la baja calificación con las
debilidades estructurales de la economía rusa, tales como su fuerte
dependencia de los recursos energéticos y otras materias primas.
Al mismo tiempo, subrayaba la "debilidad de los institutos políticos y
económicos del país, que frena la competitividad de la economía y
deriva en la debilidad de las inversiones y el clima empresarial".
Aunque las finanzas públicas rusas se hallan en una posición de
fortaleza, ésta no es sólida precisamente por la excesiva dependencia
del Estado de los ingresos procedentes de la venta de materias primas,
que aporta más de la mitad al presupuesto de Rusia.
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