Los centros de internamiento para los
inmigrantes de Moscú están saturados tras la detención de miles de ellos
en las últimas semanas dentro de una campaña contra la inmigración
ilegal iniciada por las autoridades de la capital rusa en vísperas de
las elecciones municipales.
Un millar de inmigrantes fueron
detenidos hoy en un mercado al sureste de Moscú en una operación
policial, mientras que otros 800 corrieron la misma suerte ayer, martes,
en la ciudad de Dolgoprúdniy, a las afueras de la capital rusa.
Las noticias sobre la detención de cientos y miles de inmigrantes en
Moscú se suceden día tras día desde hace dos semanas, cuando la paliza
que se llevó un policía moscovita a manos de un hombre oriundo en
Daguestán (república rusa del Cáucaso Norte) sirvió de pretexto a las
autoridades municipales para lanzar una campaña de redadas masivas
contra la inmigración ilegal.
Más de 600 trabajadores
extranjeros ilegales, casi todos vietnamitas, viven desde hace una
semana en un campamento de tiendas de lona habilitado en una zona
industrial de Goliánovo, en el noreste de la ciudad, en el mismo barrio
donde fueron detenidos poco antes en una operación policial que
desmanteló un taller de costura ilegal donde trabajaban en condiciones
casi de esclavitud.
Permanecen allí a la espera de ser
deportados a su país de origen, aunque este procedimiento podría
alargarse en el tiempo dado que muchos fueron detenidos sin documentos,
por lo que las autoridades rusas tratan de esclarecer su identidad en
cooperación con la embajada de Vietnam.
La prensa extranjera
lo tiene muy difícil para acceder al improvisado campamento, mientras
que los medios rusos llevan varios días entrando y saliendo para dar
distintas versiones de cómo se vive dentro.
Todos coinciden,
sin embargo, en que las condiciones al aire libre no son peores que en
los centros de internamiento, que acogen hoy día a cientos de
inmigrantes procedentes, sobre todo, de las antiguas repúblicas
soviéticas del Asia Central.
Aún así, los vietnamitas de
Goliánovo se quejan de que no tienen agua caliente ni electricidad, algo
que les molesta especialmente ya que no pueden cargar sus teléfonos
móviles para comunicarse con sus familiares.
En estos días de
agosto en los que Moscú agota las últimas semanas de un verano más frío
de lo habitual, el mayor problema al que han tenido que hacer frente los
inmigrantes son las lluvias torrenciales que han caído sobre la capital
rusa, y que han anegado varias tiendas de lona.
Ante la
proximidad del otoño, los defensores de los derechos humanos rusos temen
que el campamento de Goliánovo siga cuando llegue el frío, sobre todo a
la vista de las dificultades de las autoridades para deportar a los
inmigrantes.
La ley rusa permite internar por un plazo de
hasta dos años a los inmigrantes no identificados, según el Tribunal
Municipal de Moscú.
"Hay ciudadanos extranjeros detenidos sin
documentación, a los que no presta ayuda su embajada, que viven (...)
hasta dos años en celdas de los centros de internamiento. Después, al
pasar ese tiempo, les abren la puerta y les dicen que pueden volver a
Moscú", dijo a la agencia Interfax Alexandr Kulikovski, miembro de un
órgano de vigilancia social adjunto al Ayuntamiento de la capital rusa.
Tres cuartas partes de los rusos tienen una actitud negativa hacia la
inmigración y se manifiestan a favor de endurecer las leyes que regulan
la entrada de la mano de obra extranjera en el país, según un sondeo
publicado hoy mismo por el Centro de Estudios de la Opinión Pública.
Los ánimos contra los inmigrantes ilegales, sobre todo los que
proceden de los países del Asia Central (Tayikistán, Uzbekistán y
Kirguizistán), son especialmente fuertes en Moscú, donde viven según
algunas estimaciones hasta 2,5 millones de extranjeros.
Lo
saben bien en el Ayuntamiento moscovita, cuyo alcalde en funciones,
Serguéi Sobianin, ha declarado públicamente la guerra a la inmigración
ilegal como parte del programa con el que se presenta a las elecciones
municipales del próximo 8 de septiembre.
"Las personas que
hablan mal en ruso, que tienen una cultura totalmente distinta, es mejor
que vivan en su país. Creo que Moscú es una ciudad rusa y debe seguir
siendo así. Ni china, ni tayika ni uzbeka", dijo Sobianin días después
de convocar elecciones anticipadas a la alcaldía.
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