La embajada de Rusia en Italia negó hoy que
el presidente ruso, Vladímir Putin, haya llegado a Roma para mostrar su
apoyo a su amigo personal y ex primer ministro italiano Silvio
Berlusconi tras su reciente condena en firme a cuatro años de prisión
por fraude fiscal.
Fuentes diplomáticas desmintieron la
información que publicaba este lunes en su edición digital el diario "La
Stampa" sobre una visita de Putin a Roma, donde mañana se celebrará una
reunión ítalo-rusa de ministros de Defensa y Asuntos Exteriores.
Las fuentes confirmaron la llegada a Roma con motivo de ese encuentro
de los titulares rusos de Exteriores, Serguéi Lavrov, y de Defensa,
Serguéi Shoigu.
Hoy la edición digital de "La Stampa" llevaba
en su apertura en exclusiva la llegada a Roma de Putin, una información
retirada inmediatamente del portal después de que la embajada rusa lo
desmintiera.
Según el rotativo, Putin quería estar cerca de
Berlusconi y cenar hoy con él en este difícil momento para el
exmandatario, quien a sus 76 años se ve con un pie fuera de la política
italiana, de la que ha sido protagonista durante las dos últimas
décadas.
El último encuentro entre ambos del que se tiene
noticia de los muchos que se han producido, algunos en el más absoluto
secreto, se remonta al pasado 14 de julio, cuando Berlusconi viajó a
Rusia durante el fin de semana para una visita privada.
Putin y
Berlusconi mantienen una estrecha relación de amistad desde hace años
que ha llegado a preocupar a Estados Unidos, como revelaron algunos
cables de la diplomacia estadounidense divulgados por el portal
WikiLeaks.
El ex primer ministro italiano se encuentra este
lunes en su residencia de Roma, el Palacio Grazioli, ante la que ayer se
dio un baño de masas en una concentración organizada en su apoyo tras
la condena dictada el pasado jueves por el Tribunal Supremo, de la que
cumplirá solo un año en servicios sociales o arresto domiciliario por su
avanzada edad y beneficiándose de la ley de indultos de 2006.
En el Palacio Grazioli, Berlusconi reunió este lunes a la cúpula de su
partido después de que sus portavoces parlamentarios acudieran al
presidente de la República, Giorgio Napolitano, para plantear las
condiciones que exigen en pro de la estabilidad del Gobierno de
coalición, entre ellas la reforma de la justicia.
El ex primer
ministro tiene pensado seguir en Roma hasta mañana, tiempo en el que
prevé reunirse con los abogados que han llevado el caso Mediaset, por el
cual el Tribunal de Apelación de Milán debe calcular de nuevo la
inhabilitación que se dictará contra él, que en primera y segunda
instancia había sido de 5 años.
El caso se refiere a la
compraventa de derechos de transmisión de películas estadounidenses por
valor de 470 millones de euros por parte de ese grupo audiovisual de
Berlusconi entre 1994 y 1999, con un supuesto aumento artificial del
precio de los derechos para evadir dinero al fisco y desviarlo a cuentas
en el extranjero.
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