Los viceministros de Exteriores rusos
Mikhail Bogdanov y Gennady Gatilov y la secretaria de Estado adjunta
para Asuntos Políticos de EE UU, Wendy Sherman se reunirán mañana para
fijar una fecha para la Conferencia de Paz para Siria.
La
primera reunión preparatoria de esa conferencia se celebró también en
Ginebra hace tres semanas y resultó insuficiente para superar las
divergencias entre rusos y estadounidenses.
Uno de los temas
en conflicto es cómo y quiénes deberían participar en la conferencia de
Paz para Siria, que se considera la única vía válida para poner fin a la
guerra civil en ese país.
Los puntos concretos en los que se
avanzó fueron que la conferencia será auspiciada por la ONU, así como en
su formato: dos días iniciales de reuniones con la participación de
todos los países invitados, para pasar en los días siguientes a
reuniones bilaterales entre los delegados del Gobierno sirio y de la
oposición.
Estos últimos encuentros se realizarían con la
mediación del diplomático argelino Lajdar Brahimi, representante
especial de Naciones Unidas y de la Liga Árabe para Siria.
Uno
de los aspectos del desacuerdo entre rusos y estadounidenses es una
eventual invitación a Irán, defendida por Moscú como "una cuestión de
principio" frente al rechazo de Washington.
Entretanto, el
Gobierno iraní ha afirmado haber sido invitado de "forma oral" a tomar
parte en la Conferencia de Paz, aunque sin identificar el origen de la
invitación.
Otra cuestión que obligó a Rusia y EEUU a
postergar la celebración de la conferencia de junio -mes para el que
inicialmente estaba prevista- a "no antes de julio" fue que las partes
sirias (Gobierno y oposición) todavía no tenían capacidad para formar
las delegaciones que les representarían.
Brahimi reconoció que en ese momento las partes sirias no estaban listas para reunirse sin precondiciones.
El objetivo de la Conferencia de Paz para Siria es implementar la
llamada "Declaración de Ginebra", adoptada hace un año por los cinco
países del Consejo de Seguridad de la ONU y que plantea una "solución
política integral" a la crisis en el país árabe.
Esa solución
gira en torno a la creación de una "entidad de gobierno transitoria",
con todos los poderes ejecutivos y que conduzca la transición política
en Siria hasta la celebración de elecciones libres.
Sin
embargo, desde la primera reunión preparatoria del pasado día 5 se han
registrado cambios importantes en el terreno, con las fuerzas
gubernamentales que -apoyadas de forma decisiva por la milicia chiíta
Hizbulá- han recuperado ciudades que estaban bajo el control de los
rebeldes, a los que han obligado a replegarse en ciertas áreas del país.
También en la arena internacional se han producido cambios y -ante el
escepticismo de que la Conferencia de Paz pueda realizarse o dar
resultados concretos- los países árabes y occidentales que apoyan más
abiertamente a la oposición han mostrado su disposición a facilitarle
armamento ante sus recientes derrotas.
Esta posición supone un
cambio importante en la actitud de esos países -que incluyen a EEUU, el
Reino Unido y Catar-, que anteriormente prometieron esperar el
resultado de las tratativas diplomáticas antes de armar a la oposición.
Los observadores dudan de que, en estas circunstancias, ni Gobierno
ni oposición estén dispuestos a sentarse en una mesa de negociación para
discutir sobre un cambio político que detenga el desangramiento de
Siria, donde dos años de guerra han causado cerca de 100.000 muertos,
más de 4 millones de desplazados internos y 1,6 refugiados.
El
Gobierno de Al Asad ha advertido hoy mismo de que sólo participará en
una conferencia de paz si el objetivo es formar una instancia de
gobierno cuyos miembros estén en igualdad de condiciones y de ninguna
manera si lo que se pretende es conseguir un traspaso del poder.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: