El primer ministro británico admitió que los
dos países tienen sus diferencias sobre el análisis de la crisis, pero
que hay "puntos comunes" puesto que reconocen que hay "una catástrofe
humanitaria" y que es necesario un "proceso de paz" y una "transición".
Putin y Cameron se han puesto de acuerdo en que la cumbre del G8
servirá para dar "un nuevo impulso" a las conversaciones a fin de poner
fin al baño de sangre en Siria, donde ya han muerto más de 93.000
personas, según los últimos datos difundidos por la ONU.
Según
el jefe del Gobierno británico, Londres y Moscú quieren que Siria se
mantenga "intacta" y que se establezca un Gobierno de transición.
En su intervención ante la prensa, Cameron calificó al presidente
sirio, Bachar al Asad, de "dictador asesino" que está matando con "gas a
su propia gente", algo que pareció incomodar a Putin.
Por su
parte, el presidente ruso consideró que la reunión del G8 tendrá una
"influencia positiva" para buscar una salida al conflicto, pero insistió
en que esta debe ser "política y diplomática".
La semana
pasada, el Gobierno británico indicó que coincide con EEUU en que el
régimen sirio ha utilizado armas químicas, entre ellas el gas sarín, por
lo que ha presentado a las Naciones Unidas pruebas sobre el uso de
estos armamentos.
Sin embargo, el Gobierno ruso no ha ocultado
su rechazo a cualquier intento de Occidente de suministrar armas a la
oposición siria, algo que EEUU parece dispuesto a llevar a cabo.
Cameron, en tanto, ha dejado claro que su país aún no ha tomado una decisión sobre si suministrará armas a los rebeldes.
El Reino Unido ha reconocido a la Oposición Nacional Siria como portavoz legítimo del pueblo sirio.
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