El propietario del Mónaco, Dmitri
Rybolovlev, es un multimillonario ruso aficionado a coleccionar obras de
genios de la pintura, islas griegas y ahora futbolistas, que recuerda
al Román Abramóvich de sus inicios en el Chelsea.
"Estamos muy
orgullosos de firmar un contrato con uno de los mejores futbolistas del
mundo", afirmó hoy Rybolovlev tras el fichaje del delantero colombiano
del Atlético de Madrid, Radamel Falcao.
Según la revista
"Forbes", la fortuna del ruso de 46 años asciende a unos 9.500 millones
de dólares, lo que le convierte en uno de los hombres más prósperos de
Rusia y entre los cien más ricos del mundo.
Como su propio
apellido indica, Rybolovlev significa "pescador", al magnate ruso no hay
pieza que se le resista, como ha demostrado desde que se licenciara en
cardiología justo antes de la caída de la URSS en su Perm natal (Urales)
en 1990.
Todo empezó con la empresa que fundó junto a su
padre "Magnetiks", pero la desintegración soviética abrió un gran
abanico de oportunidades para los hombres de negocios amantes del riesgo
y el dinero fácil a través de las fraudulentas privatizaciones.
Tras realizar un curso de corredor de bolsa, Rybolovlev creó su
primera empresa inversora en 1992 y a partir de ahí fue creando un
emporio empresarial, cuyo joya de corona era el consorcio de producción
de fertilizantes Uralkalia.
En unos pocos años, Rybolovlev
convirtió a la compañía en un gigante mundial que controlaba un tercio
de la exportación de abonos potásicos con una capitalización de 35.000
millones de dólares.
Las malas lenguas dicen que en 1996
Rybolovlev se pasó casi un año en la cárcel tras ser acusado del
asesinato de un empresario, aunque un tribunal lo absolvió finalmente de
todos los cargos.
Cuando estaba en la cima, Rybolovlev
decidió sorprendentemente vender sus acciones en Uralkalia por unos
5.000 millones de dólares a otro magnate, Suleimán Karímov, actual
propietario del Anzhí Majachkalá, y adquirió el paquete de control en el
Banco de Chipre, el mayor de la isla, donde residió durante un tiempo.
Según la prensa local, la salida de Rybolovlev estuvo relacionada con
las presiones a las que le sometió el Kremlin, que quería que el
magnate compartiera los beneficios.
Un año después, en
diciembre 2011, compró el Monaco, un equipo hundido en cola de la
segunda división francesa y con el italiano Claudio Ranieri en el
banquillo consiguió devolverlo al lugar que merece un club con siete
títulos de liga en su haber.
Una vez logrado el ascenso, el
ruso ha cumplido con la promesa que le hizo a Alberto de Mónaco y en
cuestión de dos semanas se gastó la friolera de 70 millones de euros en
dos jugadores del Oporto, el portugués Joao Moutinho y el colombiano
James Rodríguez.
Además, contrató a los lusos Carvallo y
Coentrao, que militaban en el Real Madrid, y ahora ha consumado el plan
del nuevo rey Midas del fútbol europeo con la contratación de Falcao,
operación que podría rondar los 60 millones de euros.
Rybolovlev no quiere sólo romper la hegemonía del PSG de Ibrahimovic,
sino conquistar el continente como su compatriota Abramóvich, que ha
logrado dos ligas inglesas, una Liga de Campeones y una Liga Europa,
entre un total de 11 trofeos desde 2003.
Residente en una
mansión monegasca de "Belle Epoque" que compró por unos 300 millones de
dólares, el dueño del Monaco se ha hecho famoso por sus excentricidades,
entre las que figura la compra de varias islas griegas.
Según
la prensa, en medio de la crisis griega, la única heredera del armador
griego Aristoteles Onassis, Athina, decidió vender a Rybolovlev la isla
de Skorpios, escenario de la boda de su padre con Jacqueline Kennedy.
En la isla, que según la prensa le costó al multimillonario ruso un
desembolso de 100 millones de euros, está enterrado el propio Onassis.
Rybolovlev también es propietario del apartamento más caro de Nueva
York y previsiblemente del mundo por el que pagó unos 88 millones de
dólares, un récord histórico en la Gran Manzana, como regalo para su
hija Ekaterina.
Además de ese ático con vistas a Central Park y
una terraza de 200 metros cuadrados, Rybolovlev también compró la
mansión de Donald Trump, Maison de L'Amitie, en Palm Beach (Florida) por
95 millones de dólares y que se la ha cedido a su exmujer.
Rybolovlev es considerado uno de los mayores coleccionistas del mundo en
piezas de arte de los genios de finales del siglo XIX y principios del
XX, como Picasso, Van Gogh o Gauguin, adquisiciones que la han costado
varios cientos de millones de dólares.
El magnate tiene dos
espadas de Damocles sobre su cabeza: el proceso de separación con su
esposa, que le exige la mitad de su fortuna, y la inquietud que el
ascenso del Monaco ha despertado en el resto de clubes de la liga
francesa.
Al ser Mónaco un principado, el equipo monegasco
parte con ventaja en materia de impuestos, más aún tras las draconianas
medidas de aumento de la presión fiscal adoptadas por el Gobierno
socialista y que provocaron la emigración a Rusia de Gerard Depardieu.
La Federación francesa, a la que algunos han llamado a revocar el
ascenso del Mónaco, ha entablado negociaciones con representantes de
Rybolovlev para llegar a un acuerdo antes el inicio del campeonato galo.
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