Moscú reaccionó así a la decisión adoptada
ayer por la Coalición Nacional Siria de exigir un calendario que
estipule la marcha de Al Asad como condición para participar en las
negociaciones.
"Esa condición es imposible de cumplir", dijo
el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, al término de
las conversaciones con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez.
El
jefe de la diplomacia rusa reiteró la postura de Kremlin de que el
proceso negociador debe iniciarse sin ningún tipo de condiciones previas
e incluir a todas las partes involucradas en el conflicto.
"Da la impresión de que la Coalición Nacional y sus patrocinadores
regionales hacen todo lo posible por impedir como sea el comienzo del
proceso político (...) y por lograr una intervención militar en Siria",
dijo Lavrov.
El ministro ruso subrayó que tipo de posturas son
"inaceptables" y agregó que su país "parte de la base de que,
independientemente de lo que alguien diga o decida, la Coalición
Nacional no es el único representante del pueblo sirio".
"Esta
coalición no tiene ninguna plataforma constructiva (...). Lo único que
los une es la demanda de la renuncia inmediata de Al Asad", puntualizó.
Añadió que todos entienden, incluidos los socios occidentales de Rusia, que esa exigencia es irreal.
"Confío en que habrá fuerzas sensatas entre los estadounidenses y los
europeos que puedan poner freno a quienes alientan las posturas
absolutamente inaceptables de la Coalición Nacional", expresó.
Por otra parte, Lavrov indicó que en Siria hay "otros grupos
opositores, serios, que defienden posiciones patrióticas, y no
agresivas", por lo que la Coalición Nacional no puede actuar como si
fuera el único representante de la oposición.
Rusia es cada vez más pesimista sobre las posibilidades de que la conferencia internacional sobre Siria llegue a celebrarse.
Este martes, Moscú arremetió con suma dureza contra la Unión Europea
por su decisión de levantar el embargo a los suministros de armas a los
grupos opositores sirios.
"Es reflejo de un doble rasero y un
daño directo a los planes de convocar la conferencia internacional",
declaró Serguéi Riabkov, viceministro de Exteriores ruso, al comentar la
decisión de los Veintisiete.
Según el diplomático, "no se
puede, por una parte, anunciar los planes de detener el baño de sangre
y, por otra, tomar la senda de inundar Siria de armamento".
Al
mismo tiempo, Moscú ha defendido a brazo partido los suministros de
armas al régimen de Al Asad con el argumento de que se trata de ventas a
autoridades legítimas y que éstas se ajustan a las normas del derecho
internacional.
En cuanto a los misiles antiaéreos rusos S-300,
que según Al Asad ya comenzó a recibir Siria, Moscú sostiene que son un
"factor de contención" de cara a una eventual intervención militar
exterior en el país árabe.
Además, las autoridades rusas
sostienen que por sus características este sofisticado armamento no
puede ser utilizado en el tipo de lucha que se libra actualmente en
Siria.
"Hablamos del suministro de armamento defensivo al
Gobierno de un país para la defensa de sus infraestructuras y sus
tropas", dijo Riabkov.
El viceministro subrayó que Moscú
comprende la inquietud que suscita en muchos de los socios de Rusia la
venta de armas al régimen de Al Asad, pero no ve motivo para modificar
su postura por cuanto el material bélico lo recibe un Gobierno legítimo.
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