El funcionario de prisiones se negó a
especificar el estado de salud de Aliójina escudándose en el secreto
profesional de los médicos, que la examinan varias veces al día.
Irina Jrunova, la abogada de la cantante, adelantó que defensores de
los derechos humanos visitarán hoy a su cliente para conocer sus
condiciones de internamiento.
Aliójina, que cumple dos años de
cárcel por escenificar en febrero de 2012 una plegaria punk en el
principal templo ortodoxo ruso, se declaró en huelga de hambre después
de que se le denegara el derecho a asistir a la vista judicial en la que
trató su posible libertad condicional, que finalmente le fue rechazada.
La administración de la penitenciaría de Perm se mostró
terminantemente en contra de la libertad condicional, aduciendo su mal
comportamiento, su repetida violación del reglamento carcelario y su
negativa a arrepentirse de sus actos.
Aliójina ha tenido
problemas con los funcionarios de prisiones desde que fue encarcelada y,
de hecho, fue llevada a una celda de castigo por levantarse tarde.
Además, en una entrevista con el periódico "Nóvaya Gazeta", confesó
que temía por su vida tras recibir amenazas de muerte de varias presas
que cumplen largas penas por asesinato y tráfico de drogas.
Hace un mes la Justicia ya negó la libertad condicional a su compañera
Nadezhda Tolokónnikova, que al igual que Aliójina cumple dos años de
cárcel por el mismo delito: "gamberrismo motivado por odio religioso".
Ambas mantienen su inocencia e insisten en que su acción en la
Catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y no estaba
dirigida contra los creyentes ortodoxos.
El presidente ruso,
Vladímir Putin, ha respaldado en varias ocasiones la pena de cárcel
contra las Pussy Riot, mientras el primer ministro, Dmitri Medvédev,
considera que ya han purgado con creces su culpa.
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