Putin, que siempre se ha mostrado en contra
de la revisión de las fronteras en Europa, pero apoyó la independencia
de las regiones georgianas prorrusas de Abjasia y Osetia del Sur,
subrayó que la "postura de principio" de Rusia en relación con Kosovo
permanece invariable.
"Nosotros abogamos por lograr una
solución viable y mutuamente aceptable sobre la resolución 1244 del
Consejo de Seguridad de la ONU", dijo.
Por su parte, Nikolic expresó su confianza en que el Kremlin siga apoyando a Serbia "en el arreglo del problema de Kosovo".
"El apoyo de Rusia en el arreglo del problema de Kosovo es muy
importante para nosotros, en especial la postura rusa de que lo que es
bueno para Serbia, es bueno para Rusia", apuntó.
El líder
serbio insistió en que Belgrado pondrá todo de su parte para lograr una
solución al problema que satisfaga a todas las partes y contribuya a
reforzar la paz y estabilidad en toda la región.
Durante su
anterior visita a Rusia en septiembre de 2012, Nikolic ya aseguró que
Serbia no recurriría a la fuerza para modificar el estatus de Kosovo,
que logró entonces la independencia de facto tras el fin de la
supervisión internacional de la región.
Esta semana los
primeros ministros de Serbia, Ivica Dacic, y de Kosovo, Hashim Thaci,
alcanzaron un acuerdo preliminar para la aplicación práctica del
histórico acuerdo de normalización de relaciones que sellaron el mes
pasado.
El punto más conflictivo del mismo se refiere a la
autonomía para los serbios que viven en Kosovo y a las competencias que
asumirá la comunidad de municipios de mayoría serbia.
Rusia no
reconoce la independencia de Kosovo -cuya soberanía proclamada
unilateralmente en febrero de 2008 ya ha sido reconocida por casi un
centenar de Estados, entre ellos EEUU y 22 países de la Unión Europea, y
mantiene que la provincia serbia no es sujeto del derecho
internacional.
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