El viceministro de Educación, Ígor Remorenko,
aludió a la ley promulgada a principios de año por el presidente ruso,
Vladímir Putin, que impide las adopciones de menores rusos por familias
estadounidenses.
Las autoridades se proponen informar a los
padres estadounidenses que ya han dejado de ser candidatos a la adopción
de niños rusos, que ahora podrán ser acogidos por familias de este
país.
El Gobierno de San Petersburgo se había dirigido al
ministerio ante la imposibilidad de determinar si los niños debían ser
enviados a EEUU, ya que conocieron a sus futuros padres antes de la
entrada en vigor de la citada ley.
En enero pasado, el
Tribunal Supremo de Rusia ordenó la entrega a familias de Estados Unidos
de aquellos niños rusos cuya adopción haya sido aprobada por un juez
antes del 1 de enero.
Rusia adoptó la ley debido a la muerte
de 20 niños rusos adoptados en EEUU, país que ha acogido a unos 60.000
menores desde la caída de la URSS en 1991, y a la supuesta falta de
colaboración de Washington en la investigación de esos casos.
La adopción fue vista como respuesta a una controvertida ley
estadounidense aprobada a comienzos de año que impone sanciones, como
negación de visados y congelación de activos, a funcionarios rusos
presuntamente implicados en la muerte en prisión preventiva en 2009 del
abogado ruso Serguéi Magnitski, que investigaba un sonado caso de
corrupción.
El último niño ruso en morir en EEUU fue Maxim
Shatto (Kuzmín), que falleció misteriosamente en enero pasado en el
jardín de su casa en Texas, muerte de la que han sido exculpados los
padres adoptivos, lo que ha indignado a Moscú.
Rusia se
propone reducir con el paso de los años el número de niños que son
entregados a padres extranjeros, en favor de familias rusas, aunque en
este país no hay tradición de adopción infantil.
A partir de
ahora, según informó a Efe el Defensor del Menor ante el Kremlin, Pável
Astájov, los únicos países que podrán adoptar niños rusos son aquellos
que hayan firmado acuerdos bilaterales con Rusia.
El número de
niños huérfanos registrados oficialmente en Rusia ascendió el pasado
año a 118.000, cuando en 2011 eran 74.400, según informó la viceprimera
ministra rusa, Olga Golodets.
Además, cifró en 44.000 a los
llamados huérfanos sociales, es decir, aquellos niños que tienen padres
vivos que han renunciado a sus derechos como progenitores o fueron
privados de ellos.
Según cifras oficiales, unos 6.500 niños rusos fueron adoptados el año pasado, 2.600 de ellos por familias extranjeras.
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